sábado, septiembre 11, 2010

¿Qué clase de espera?

El celular se vuelve tu amo, estas esclavizado, no a lo que el celular representa, sino lo que esperas que llegue a él. Siempre esperas que ese alguien se acuerde de ti. Llegó un mensaje ¿Será él? No lo es, es tu compañía telefónica, es tu amiga queriendo verte ese día, está bien, accedes, no te desilusionas, a fin de cuentas era tu amiga. Pero esperabas otro mensaje, esperabas que alguien más estuviera pensando en ti. Quizás lo esté haciendo –lo más probable es que no- pero siempre es un buen sueño.
Sales con tu amiga, están comiendo, la pasas bien, te olvidaste del celular, está guardado en la cartera, no quieres saber nada de nadie, te estás aislando del mundo en una situación de regocijo. Te olvidas del celular, no lo escuchas y no lo sientes, lo sacaste para reportarte a tus padres. Resulta que hoy todo el mundo se acordó de ti. Se te ilumina la cara, empiezas a leer todo lo que te ha llegado, empiezas a buscar ese mensaje que estas esperando, no llego. Tu cara vuelve a su estado de ánimo natural, no sabes por qué lo esperas, sabes que no has de esperarlo.
Te resignas, respondes lo justo, hablas con tu madre. Vuelves a guardarlo. No quieres saber más de ese aparatujo electrónico que no trae más que decepciones. Vuelves a tu casa, comienzas con lo tuyo, vuelves a comer. Te dispones a entrar a la computadora, mala idea, no lo harás, tomas un libro, empiezas a leer. Ya es hora de dormir, decidiste sacar el celular del bolso. Un mensaje. Era de quien esperabas, se te ilumina el rostro. Pero no es lo que esperabas, tu rostro se desfigura en una clara decepción, trancas el mensaje. No respondes, no valió la pena esclavizarte toda una semana para eso, te arrepientes, te insultas, lo insultas, te calmas, sueltas el celular, tu rostro vuelve a su estados natural, empiezas a leer, dejas el libro, vuelves a leer el mensaje. Nada tiene sentido. Apagas el celular, lo vuelves a soltar, tomas el libro, empiezas a leer. Estás agotada, te quedaste dormida. Tus sueños te relajan, te despiertas incontables veces en la noche, te duermes otra cantidad de veces. Despiertas de nuevo, recuerdas la situación, prefieres olvidarlo, eliminas el mensaje, nunca paso. Vuelves a tu rutina.


Victoria B.

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