jueves, septiembre 30, 2010

Debería poder solucionarlo todo, ¿No es cierto?

El día de hoy operaron a uno de mis amigos que más quiero. Si les soy sincera la operación no me provocaba muchos nervios. Creo que entre el hecho de que no sonaba a nada ´muy complicado´ y que el médico que lo operaba era un familiar de él, los usuales nervios que acarrea una operación disminuyeron notablemente. Y honestamente tampoco logré llegar al hospital antes de que lo operaran, así que el no verlo camino al quirófano también fue un factor influyente a mí calma.


Cuando llegué al hospital, aparentemente ya había salido del pabellón y estaba en ‘recuperación’. Me quedé en la habitación con la familia y otros amigos de él. Creo que pasó casi una hora hasta que lo subieron. Y bueno, he aquí el motivo de este post: cuando lo subieron aún le dolía mogollones.

Mi amigo es una de esas personas que jamás se queja por el dolor -o eso creía yo… hasta hoy- me imagino que el dolor era tal que respondía que ‘Sí’ cuando le preguntaban ‘¿Te duele?’. Le pusieron algo así como que tres cosas para que dejara de dolerle, todo conectado a una fina vía que estaba conectada a su brazo izquierdo. Es decir, todo lo necesario para doparlo y dejarlo con la lengua afuera babeando al son de los ronquidos. Pero no lo lograban.

Las quejas por el dolor, la verdad eran pocas. Pero cuando uno lo veía sin preguntarle nada, lo observabas como se movía, se acomodaba, se retorcía de todas las maneras a ver si se apaciguaba el dolor. Dejaba escapar alguna que otra mueca que revelaba lo mucho que le molestaba la cochinada esa que tenía en el -‘los’, en verdad – brazos.

Bueno, pues si, ceo que una de las cosas más desagradables de este mundo es ver a alguien que quieres pasándola roncha, quejándose, que algo le duela y no poder hacer nada. ESO, es lo que en verdad me molestaba.

A cada una de sus muecas, me preocupaba por su dolor y me exasperaba por mi impotencia. En esos momentos, solía cruzar miradas con su mamá, que aparentaba estar tan calmada como un pescador a la espera, pero cuando lo veía in pain y luego me veía a mí, notabas su preocupación y su angustia en sus ojos y dibujándose en una expresión de pocos segundos en su cara.

Cuando él hacía esas muecas, me provocaba darle un inmenso abrazo de oso. Pero habían tres cosas que me lo impedían: 1.- El brazo malo. 2.- La vía en el brazo contrario. 3.- Y su novia al pie de la cama viéndome feo ocasionalmente.



Dicho esto… ¿Soy yo la única que se pone de los nervios cuando un ser querido la está pasando mal y tú no puedes hacer absolutamente nada?

Es decir, esto no es nada nuevo en mí. Siempre que a alguien que quiero le duele algo, se siente mal o que simplemente no es un dolor físico sino que esta triste por equis o por ye razón, siempre siempre he sentido la responsabilidad -o más bien la necesidad, pues yo siempre me he creído wonder woman- de ayudarle.

Jus like that, creo que es mi instinto. El problema es que muchísimas veces, no puedo ayudar en nada y esto suele frustrarme -tal y como pasó hoy-. Quizás no debería sentirme responsable de ayudar a las personas que tienen algo, o quizás debería encontrar la manera de ayudarlos. A saber María, yo solo sé que hasta que el pocotón de calmantes que le metieron no empezaron a hacer su efecto -y que aunque decía ‘molestarle’ no hacía ya ninguna mueca- yo no me quedé realmente tranquila. Claro, no fui yo la que resolvió la situación, pero se resolvió y punto. Algo así como que media hora después de que vi que ya estaba más calmado, fue cuando me permití a mi misma irme. Tanto porque ya me tranquilicé yo, como para no estar presente cuando le volviera a doler el fulano brazo.

Creo que las peores ocasiones de amigos pasándola mal es cuando la persona no quiere ser ayudada. Me ha pasado con frecuencia que me dicen ‘no, tranquila, no tienes que hacerlo’ yo insisto y al seguirme diciendo que no lo haga, yo dejo de hacerlo –aunque siempre me quedo pendiente-. Luego los ves sufriendo para hacer una estupidez. Es ahí cuando yo intervengo nuevamente y me pongo a ayudar, como siempre.

He de admitir, que por mi complejo de Wonder Woman, también ODIO que me ayuden. Si, paradójico que me queje de lo que hago, pero así soy.



I think I would really like being wonder woman. -Creo que pronto dedicaré un post unicamente a eso-



PD.: Sorprendentemente, hoy no me molesto tanto como de costumbre el olor del hospital. Y el ambiente con el que lidié tampoco fue grave. Creo que quizás pueda reconciliarme -medianamente- con las visitas a los hospitales -Siempre y cuando no sea por mí-.

Victoria B.

miércoles, septiembre 29, 2010

Retorno Formal a mi blog.

¡Buenas noches!


Sé que esta última semana he dejado mi blog mas tirado que media sucia. Que irresponsabilidad la mía, de verdad.

Bueno, pues informo mi retorno formal. Hoy prometo una nueva entrada decente. Pero es muy pronto para ponerme a pensar una buena entrada. Nos leemos en un rato Bloggers.

sábado, septiembre 25, 2010

Cocinando con Victoria.

El otro día mi mamá me pidió que me encargara de comprar durante la tarde hielo y Pepsi light para ella.
Después de un día totalmente perdido y de diligencias inútiles, fui a comprar las cosas al abasto, en ese momento tuve de esos antojos indescifrables que le dan a uno. Queres comer algo, pero no sabes qués es. Solo sabes que necesitas comer.
Así que empecé a buscar por todos los pasillos y todas las neveras algo que me provocara. Encontré ‘muslos de cangrejo’, muy caros… encontré chupe de camarones, muy caro también. Bueno… ¿tequeños? En la casa hay, y no me provoca. Ok, no… no se que quiero. PLIN me volteo, estaba la carnicería. ‘Sopa de Pollo’ me dije. Si, hoy quiero sopa de pollo.
Sin saber muy bien como haría después de comprarlos, pedí dos pechugas. De paso tuve los balones de pedirlas completas “¿Con hueso?” me preguntó el señor y yo “Si, si… por favor” ¡¿CON HUESO?! No sé porqué, pero creí haber escuchado que eso le daba más sabor.
Después de que llegué a la casa logré aguantar la tentación de comer arepas y evitarme cocinar, no sé cómo. Pues sí, a eso de las 9pm decidí empezar a cocinar. Todo era una total improvisación. He visto a mi mama hacer sopa de pollo muchas veces, pero jamás me he puesto a detallas qué y cómo lo hace.

Aquí empieza la improvisación:
Saco las dos pechugas de la bolsa. Esa broma venia hasta con corazón (o no sé qué era, pero era un órgano chiquito y asquerosito). A quitárselo. Termine teniendo que usar las manos -sí, que asco, lo sé-. Le quito los organitos esos. La piel no se veía muy soposa, así que también decidí quitársela, eso ya fue una tarea más amena.
Pues sí, llené una olla con agua, le eché sal y algunas ramas verdes (no sabía cuál era cuál, así que me dije a mi misma ‘echa de todas’ y eso fue lo que hice). Luego me dije, ok, todo lo demás, ¿se sofríe? Creo que no se hace, pero yo decidí hacerlo. Sofreí cebolla, ajo, pimiento, ají dulce, zanahoria rallada (si, la ralle, no sé porqué), tomate, sal y pimienta.
Cuando termine el sofrito -que era de lo más alegre, la verdad- plum, a la olla (Pequeño reguero de agua alrededor incluido) lo dejé cocinando no-sé-cuánto-tiempo. Al terminar lo colé y me deshice de todas esas verduras para solo quedar con el caldito, al que le eche una pechuga de pollo, muchos fideos y de vuelta al fuego.
Les cuento que a la hora de comérmelo me daba hasta un poco de miedo probarlo (había decidido que no probaría nada mientras cocinara). La primera cucharada, entre las yagas que me habrían de haber provocado en la boca -de lo caliente que estaba-, fue por mucho, uno de las mejores sopas de pollo que me he comido en mi vida.
Les juro que me comí ese plato de sopa echa por mí y por mi improvisación con un enorme gusto y con una nueva sonrisa en la cara.
 Después de todo, La Sopa de Pollo lo cura Todo… Hasta el mal humor.

Esto es lo que quedó -los primeros platos tenían un poco mas de caldo-
Nota: Quizás no se vea tan apetitosa -lo-sé-, pero estaba excelente.

Victoria B.

viernes, septiembre 24, 2010

A partir de hoy.

Y es que hoy yo vengo con la mejor -o la peor- de las intenciones. Hoy mi idea es sacarte de mi mente.
Porque a partir de hoy no me permitiré dedicarte un suspiro más, no te permitiré quitarme una sola lágrima más. A partir de hoy no te permitiré permanecer ni en uno solo de mis sueños (en cuanto aparezcas te echaré a patadas, así que pensémoslo bien antes de imaginarte en ellos). Desde hoy las canciones en todo momento son sólo para mí, no te permitiré colarte en mi memoria al son de ningún otro ritmo, No, no más.
Hoy tomé la decisión de que no quiero que formes parte de mi vida más nunca. Hoy se acaba cualquier posibilidad de una segunda oportunidad, porque tú, no supiste tomarla. Al igual que no supiste tomar la primera. A ti simplemente te importa un bledo todo, tu tomas las oportunidades, las ves, y te limpias el fundillo con ellas.
Hoy vengo decidida, con mano firme, a acabar con cualquier ilusión que quede dentro de mí. Hoy meteré todos los recuerdos de ti en una caja, una caja que irá a lo más profundo de mi armario para no ser vista en muchos muchos años, allá cuando el recuerdo resulte opaco y ameno.
Hoy tomaré todos mis sentimientos y los enterraré en el fondo de mi corazón, los esconderé allá de donde nunca debieron haber salido, tomaré el ‘me gustas’ y la frase ‘te quiero’ –nunca pronunciados- y las picaré hasta terminar con un montón de sílabas y letras que no me permitan descifrar sus significados.
A partir de hoy, tú, eres uno más. Serás como cualquier otro desconocido en mi vida, de esos que al cruzártelos en la calle sabes nunca antes haberlos visto y en el fondo sientes que los conoces a la perfección. Eso es, a partir de hoy, serás mi más sincero ‘desconocido bien conocido’.
No quiero saber más de ti. No quiero seguir aumentando mis conocimientos de tu persona, no quiero seguir escuchando tus elocuencias ni compartiendo tus risas, porque sencillamente es tan doloroso como ver un vagón de metro medio vacío en hora pico irse sin uno -y se me va desde Plaza Venezuela-, es como ir a comprar canillas y el que está frente a uno se lleve la última, es como terminar de inflar un colchón de aire a puro pulmón para darte cuenta de que tiene un hueco, es como comprarte un helado y que se te caiga al primer bocado. Sí, así de doloroso es.
A partir de hoy sales de mi vida, quieras o no. Yo no soy tu amiga, tú no eres mi amigo. A partir de hoy: tú no me conoces, yo no te conozco y jamás nos conoceremos. Al cruzarnos en la calle, en los pasillos de la universidad o encontrarnos en fiestas de amigos comunes, serás sólo uno más del montón.
A partir de hoy, este post es para mí, y nunca más para ti. Porque con él, se fugó tú persona y con él borraré todo recuerdo tuyo de mi memoria, porque no lo mereces, no vale la pena que te piense… no me mereces.


A partir de hoy seguiré mi camino y tú, te quedarás atrás.
Foto tomada en Mérida -enero 2010-


Victoria B.

martes, septiembre 21, 2010

Some Things Cost More Than You Realise -Video-

Vean este video: Some Things Cost More Than You Realise
Es algo ciertísimo, de verdad que el video me impresionó de lo 'crudo' que es -no tanto como podría serlo-
Pero aun así, me parece excelente la idea y la ejecución del mismo. El hecho de que haya sido realizado por una empresa como lo es MTv dice muchísimo también.

¿Será que el mundo aún tiene reparo?  Yo espero que si.

                                    NO MORE Human Trafficking



By the way, la canción de fondo del video de MK ULTRA de MUSE, así que más vale que la disfruten jajajaja.
Victoria B.

Polos opuestos... ¿Se atraen?


Dicen por ahí que los polos opuestos se atraen. Yo no me creo esa historia.

Para mí, para que dos personas puedan tener una buena relación han de tener cosas en común, han de concordar en varios gustos.

A ver, cuando están saliendo con alguien, a penas se están conociendo y entre conversaciones y temas diversos, sale a colación que ambos prefieren el cine europeo. O que a los dos les gusta la música clásica o hasta hablando de manías, descubren que tienen algunas en común. ¿Qué piensan? ¿“Que mal, no es mi polo opuesto”? NO, uno piensa que ‘que bueno que se parece a ti en tal y en tal cosa, que tiene los mismos gustos en estas otras cosas, que podrían compartir haciendo aquello que a los dos les gusta’. Así es que funciona.

En cambio, si a él le gusta la música en español y a ti en ingles, ok, pueden llegar a un acuerdo en que ambos cedan y se escuche música variada cuando están los dos juntos, quizás hasta escojan no escuchar música, punto -mala solución-. Si a él le gustan esas películas de pura guerra y acción y a ti te gusta una buena trama francesa que no tenga nada que ver con armas, está bien, a la hora de ver películas también pueden llegar a acuerdos. A ti te encanta hacer cosas al aire libre, planear algo como ir a pasar el día en un parque, los dos, hablando. Él prefiere la idea de quedarse en la casa, los dos jugando videojuegos, el planear algo todos los días resultará agotador.

La cosa es que para llegar a esos acuerdos de ‘una vez escoges tú y otra yo’ van a haber tenido más de algún problema por el hecho de no tener los mismos gustos. Siempre va a haber uno de los dos que ceda más y llegará un momento en que se canse de cede -momento en que la relación va a tener problemas-.

No digo que no sea posible tener una relación con un polo opuesto, es más, pueden llegar a tener una relación excelente debido al gran entendimiento que han de tener, la cosa es que, sin lugar a dudas es más fácil estar con alguien que tenga tus mismos gustos.

Que ambos quieran ir a ver un concierto de ese grupo que musicaliza sus tiempos juntos. Que ambos quieran ir a ver esa película del festival de cine Francés. Que ambos estén ansiosos porque estrenen tal película en el cine para ir a verla juntos.

En cuestión de personalidades, si uno es super positivo, no puede estar con alguien negativísimo. Porque simplemente creo que se cansarían de sus actitudes. O si como en mi caso, creo que no hay nada que me guste más que estar en silencio, y si puedo estar en silencio con alguien que quiero sin estar incomoda, en ese momento se que las cosas pueden funcionar. Para mí eso es esencial, es decir, no soporto cuando estoy con alguien que no puede permanecer callado mas de cinco minutos.

A fin de cuentas, la idea es disfrutar siempre estando con tu pareja, y aunque lo puedas hacer estando con alguien de gustos totalmente diferentes, no siempre será tan fácil.

La idea es que las cosas fluyan y se den sin tener que forzarlas, ¿No es así? Si lo sé, pueden ‘complementarse’ siendo totalmente diferentes… digamos que hay gente que lo ve como que lo que uno tiene el otro no lo tiene y lo que el otro no tiene este si lo tiene -o algo así es-. Pero es más fácil una convivencia –no tan complementaria- en la que compartir sea tan fácil como darle a play a la escena de buenos momentos.

Nota: Es más, creo que hasta las peleas son más fáciles de resolver si las dos personas se parecen.

En resumen: Quizás polos opuestos se atraen,
pero dudo que puedan convivir con total facilidad.



Victoria B.

sábado, septiembre 18, 2010

Ask yourself.

Esta es en verdad una excelente pregunta... Lo primero que les venga a la mente, ¡Eso es!.
Puede que no quieran decirlo en voz alta, pero eso y solamente eso es lo que en verdad desearían.



A mí, me dejo pensativa.


Victoria B.

A Primera Vista.

Hola, acabo de soltar un par de lágrimas con este video.
¿Ridículo? Si, quizás. Pero además de parecerme de lo más tierno, es que no me lo esperaba.
He de estar demasiado sensible.

Igual... se los dejo. Enjoy:




Victoria B.

jueves, septiembre 16, 2010

Desconocidas.

Cosas que uno encuentra en documenntos de word para el desahogo:

Y es que de un momento a otro pasaste de ser de mis mejores amigas a una completa desconocida.
No me di cuenta de cuando pasó. Solo un día me percaté de que no disfrutaba ya pasando tiempo contigo, de que tus comentarios me aturdían como un disco rayado que no para de sonar.
Te escuchaba y me resultabas infantil, falsa, hipócrita y aburrida. Supongo que yo cambié. Supongo que mi manera de ser no es la misma. Supongo que nos alejamos y nuestras personalidades no crecieron juntas, sino que tú te fuiste por un camino y yo por otro. Pero estos son dos caminos que jamás podrán encontrarse, yo no sé cuál de las dos va a Roma, pero te prometo que una de las dos no terminará allá.
Tú también cambiaste, tuviste problemas y en vez de buscar ayuda te alejaste. Yo jamás te perseguí para apoyarte, en eso admito que fallé como amiga y como persona, pero es que en ese momento, ya te evitaba. Simplemente, me aturdías.
Hay quienes me dicen que soy insensible. Si, quizás. Hay quienes me dicen que uno debe apoyar a sus amigos y toda esa cuestión. Pero la verdad es que, no me nace, y si no me nace, no puedo hacerlo.
Que lastima. De verdad me caíste muy bien por muchos años.

Victoria B.

Para una mejor convivencia.

Mira, a nadie le importa que estés cocinado, a nadie le importa que estés “haciendo un trabajo que no tienes ganas de hacer”. A nadie le importa lo que estás haciendo/pensando/sintiendo si NO  te lo preguntan, es decir, NO lo pongas en el Nick de msn/pin porque a  nadie le importa, carajo.
Dejen de buscar atención. Juro que me molesta demasiado.

Victoria B.

miércoles, septiembre 15, 2010

Solo un relato más.

Iba caminando por la calle, con una cara de felicidad carente de razón aparente. Iba caminando sin rumbo fijo pero con paso decidido y constante.  Definitivamente he tomado como costumbre el ir por la calle detallando a las personas, tratando de entender cómo son y cómo se sienten en cuestión de segundos. Iba caminando y detallando a los peatones. Ahí fue cuando lo vi, estaba sentado en un banquito de esa plaza, algo me atrajo él, personas había muchas, pero yo lo vi a él.


Como quién no quiere la cosa, jugaba con el paraguas que llevaba en la mano. Me quedé desde lejos observándole, en ese momento empecé mi juego para detectar personalidades con él. Fue inútil, mi mirada se distraía con el vaivén del paraguas y seguidamente se enfocaba en los cortos rulos cafés que se meneaban en su frente con la brisa que pasaba. Estaba cabizbajo, yo trataba de verle la cara como un niño que trata de jugar con el gato que está bajo el carro. Subió la mirada, estaba en busca de algo, yo me perdí en sus labios, en sus ojos, en unas mejillas rosadas por el calor. Su mirada recorría todas las esquinas. Yo estaba apoyada a un árbol, viéndole sin el menor reparo. En eso su mirada consiguió la mía. Sus ojos dejaron de deambular por los espacios abiertos y se quedó viéndome, fijamente, desde lejos. Su paraguas dejó de moverse pero la brisa seguía moviendo sus rizos cada cierto tiempo. Nos vimos por varios minutos, nos sonreímos y nos perdimos en un mar de ilusiones y de sueños de aquello que jamás podría ser. Los transeúntes pasaban por el espacio que nos dividía pero no importa cuántos fueran ni por cuánto tiempo se interpusieran entre nosotros, siempre que el camino quedaba solo nuevamente el seguía viéndome, y yo a él. Apoyé mi cabeza en el árbol, una sonrisa de estúpida se dibujaba en mi rostro. 


Él fijó la vista en el piso, vio al cielo y nuevamente al piso, abrió su paraguas. Yo seguía viéndolo, pero me desconcerté con aquellas acciones. Me di cuenta de que estaba lloviendo, me estaba mojando. Había puntos más oscuros que se dibujaban en mi camisa rosa. Me distraje por una milésima de segundo, no me importaba la lluvia, volví a ver hacia donde se encontraba y me percaté con que él había desaparecido, empecé a buscarle por los alrededores, no lo encontré. Avancé unos cuantos pasos, ahora estaba fuera de la copa del árbol y la lluvia era esta vez más fuerte. Como por arte de magia dejó de llover de un segundo para otro, levante la vista, tenía un paraguas encima mío. Me volteé, ahí estaba, mi galán de la plaza. Lo vi a los ojos. Pude detallar unos ojos negro azabache, profundos como el mar. Sus labios se veían mucho más hermosos ahora que lo tenía cerca. Su piel era tersa, ya no tenía las mejillas rosadas. Me tomó unos cuantos segundos entender la situación. –Gracias- le dije. Y sonreí atontadamente, me sentía momentáneamente drogada, mi corazón aumentó el galope cuando él entró conmigo al paraguas. 


Me devolvió la sonrisa. –No hay que agradecer, no pude evitarlo- respondió. Sus labios se curvaron levemente hacia arriba y se quedó viéndome fijamente a los ojos. –Noté que me estabas viendo- prosiguió. Yo sentí como la sangre subía a mis mejillas. El calor se volvió algo insoportable dentro de mi organismo y una suerte de risita salió sin ser llamada. El río conmigo. -Está bien, yo tampoco podía evitarlo- comento nuevamente. Mi expresión ha debido de ser de susto pues se echó para atrás y se disculpó por su comentario, estaba de nuevo mojándose con la lluvia, el paraguas seguía tomado por su mano cubriéndome a mí. Me moví por primera vez en minutos. 


Alargué mi mano a la suya y di un paso en su dirección al tiempo que corría su mano también hacia él. Quedamos los dos bajo la protección del paraguas. Estábamos esta vez más cerca que antes. Ambos sonreímos mientras nos veíamos fijamente. -¿Crees en el amor a primera vista?- me dijo. –No- respondí tajante. –Yo tampoco creía hacerlo- respondió. Su comentario me dejó helada, pero le sonreí. Me tomó de la cintura y empezó a caminar. Nada tenía sentido, ¿Qué hacía yo en un paraguas tan cercana a un completo y hermoso desconocido? Creo que la respuesta reside en esa descripción de su persona. Empecé a caminar con él, me acerqué un poco más y caminé con la cabeza apoyada en su hombro. Quién nos viera de lejos pensaría que somos una pareja de novios que encontraron romántica esa tormenta que había tomado control del día. Imaginé como nos veíamos y evalué la situación. Pensé con un poco de coherencia por primera vez con respecto a él. 


No pude evitar pararme y reír a carcajadas. Él me veía sonriente, esperando mi explicación, tenía una extraña cara de felicidad. Cuando por fin logré dejar de reír, le expliqué, ahora él también se rio conmigo. Ambos reíamos de lo ridículo de la situación. Hasta que dejamos de reír, los dos, al mismo tiempo. Nos vimos a los ojos y ambos dijimos en coro como si fuera planeado -Pero me gusta-. Me abrazó, lo abracé, nos abrazamos. Sentí el calor de su cuerpo contra el mío. 


Permanecimos abrazados un tiempo, disfrutando el momento. Nos separamos un poco, nos vimos uno al otro. El me veía a lo ojos, luego veía mis labios, de nuevo a mis ojos. Yo hice lo mismo. Acto seguido me puse de cuclillas, sabía lo que hacía, iba a besar a este completo desconocido que se acababa de robar mi corazón. Sentí su aliento en mi rosto, me acerqué un poco más, hasta que nuestros labios se rozaron, la pasión de nuestros besos era la droga que llevaba buscando tanto tiempo.



Victoria B.

Códigos Unigénero.



La amistad o conversación entre los hombres siempre es más fácil, digan lo que digan, es así.
Varios hombres que se acaban de conocer siempre tienen tema de conversación, hablan de deportes, de mujeres, echan cuentos donde presumen de su hombría y si además le van al mismo equipo en el deporte que mas los apasione, pueden estar seguros de que ese se volverá su camarada, al menos por esa noche (just like a one night stand, yeah). Si, ellos son criaturas de funcionamiento elemental.
Según tengo entendido, los hombres tienen una especie de reglas para convivir como panas, no es nada escrito, pero se sobrentiende entre ellos. Son cosas elementales y fáciles de recordar. Y creo que al momento en que un hombre infringe esas reglas los demás tienen la potestad de juzgarlo y recriminarlo. Es simple, defender al idiota de tu amigo al que le están cayendo a golpes, no hacer nada con su novia, cubrirlos cada vez que sea necesario. Ellos funcionan como en hermandad, se ‘respetan’, se apoyan y si uno cae todos caen.
 
Las mujeres, en cambio, al conocer a otra mujer primero la juzgan por su aspecto, si no está mejor que ella y tampoco es fea o niche, pueden empezar a hablar, eso sí, las conversaciones girarán entorno a críticas de otras mujeres, o si hubo feeling, empezaran a ver a los hombres que están alrededor, cual animalitos de caza. Es decir, convivir en primera instancia como mujer con otras mujeres no resulta nada fácil, es más, puede ser agotador –al menos así me resulta a mí-
Lo que sí, es que he entendido a lo largo de los años que no hay reglas exactas para mantener una amistad entre féminas, no hay reglas, estas reglas depende de la amistad que haya, de que mujeres estamos hablando y de la cantidad de hormonas que ambas estén produciendo. En fin, no hay nada concreto pero creo que en líneas generales gira en torno a: "No critiques a mi novio", "A menos de que peleemos, ahí mi novio es un maldito", "Deséale la muerte a mis ex", "Si yo digo que ella es una puta, tú dices que ella es una puta", "Cuando yo termino con él, TÚ terminas tu amistad con él" y la más importante: "JAMAS salgas con un ex o con el chamo que me gusta". Algo así creo que es lo más cercano al ‘código’ de amistad y convivencia femenino, según mi experiencia, las pasiones que genera un hombre es lo único que verdaderamente puede crear una disputa grave entre mujeres (obviando, por supuesto, si ella te llama puta o habla a tus espaldas, ahí ella no era tu amiga, y tus amigas han de odiarla a ella. Punto).
 
NOTA: Y, nada de esto aplica al momento de hacer algo juntos 
-algo que  vale nota o puntos con el jefe- y uno/a de los/as dos no cumple.
NOTA de la Nota: Todo esto es algo muy en líneas generales. No todo ha de cumplirse siempre con todos los hombres ni todas las mujeres -es más, no me incluyo en mucho de lo que digo de las mujeres-.

Después de haber dicho esto, ¿Entienden porque creo que debí haber sido hombre? Es MUCHO más fácil

Victoria B.

martes, septiembre 14, 2010

La vida como película de matiné -o no-.


Creo que todos sabemos que hay momentos que van a cambiar nuestra vida, que nos van a marcar por siempre, o que son el inicio de algo que hemos anhelado con pasión durante mucho tiempo.
Para mí, esos momentos son merecedores de un gran esfuerzo mental, es decir, no es solo entrar con tu cara de ‘aquí estoy yo’ y ya, no.
Les voy a poner un ejemplo, es algo que acabo de comentar en una conversación y que ahora voy a profundizar porque mis líneas pueden ser eternas y sus ojos incansables.
Cuando fui a presentar exámenes de admisión que serán cruciales para mi carrera, yo desde que entre a la universidad empecé a ponerle una música de fondo a mi escena mental, cada paso retumbaba en el piso extrañamente desolado. Mis pasos eran los únicos que se escuchaban y las demás personas estaban tan lejanas que si quiera las distinguía.
Ese momento era meramente mío, cada minuto de espera significaba un sentimiento más que se sumaba a un recipiente infinito. Ya en cola la lectura era el foco de mi mente, pero aún estaba consciente de lo que pasaba, el motivo de mi lectura era la espera para un momento que definiría años de mi vida.
Me volteaba ahora ocasionalmente a ver las caras de quienes me rodeaban, forjé algunas ‘alianzas’ con los más cercanos pues sabía lo útiles que podían llegar a ser. Pero no veía a nadie con complicidad ni con amistad. La mayoría me infundía respeto, pero solo eso. Para mi todos eran contrincantes en ese momento. En ese momento, cualquiera de ellos podía ser la persona que me privara de mis sueños –recuerden que esto es una película, necesitaba ‘villanos’- . Pero no se lo hice notar a ninguno, para ellos, yo era la niña tonta a quién podrían aplastar con sus palabras ‘inteligentes’ que probablemente habían usado tantas veces que se volvía un dialogo ya preparado –más que un dialogo, es un monologo, la verdad-. Finalmente, yo mantenía mi actitud de “estoy aquí como ‘una carrera más’ en la que presentaré, solo eso”. Cuando en verdad mis nervios estaban a punto de explotar, sentía la presión del mundo completa sobre mis hombros, mi cerebro debía reaccionar en las próximas horas de tal manera que me diera un puesto seguro en aquello que despertaba tales pasiones sobre mí.
Al momento entrar a los salones y presentar la prueba, mi soundtrack mental dejaba de ser algo relajado. Un poco de Muse ambientaba la situación, recuerdo que cuando entré a presentar en derecho, ‘Invincible’ era mi ambientación, entré y me decía a mí misma, ‘aquí estas, tú corazón y tú cerebro deben coordinarse de una vez por todas, este es el momento, no valen más ridiculeces ni pérdidas de tiempo, no, ya no valen’
Al momento de entrar en Estudios Internacionales asombrosamente pasé de The Groove a My life as a Duck. Cuándo entré, de hecho, me tomé la libertad de ayudar al profesor a repartir los folletos –pruebas-, y le regalé una sonrisa mientras le hacía el favor –y mis piernas no temblaban, no sé cómo, pero no lo hacían- Estaba relajada, y la canción me ayudaba a mantener ese extraño estado zen.
Ayer cuando me inscribí en Derecho todo iba demasiado rápido, tan solo media canción de Cocaína de Viniloversus, pudo reproducirse en mi mente. Llevaba todo el día con canciones de ellos pegadas y honestamente al momento de entrar no pude pensar en otro grupo que no fueran ellos. Créanlo o no, quedó a la perfección.
El día de hoy, mi inscripción por secretaría tomó algo así como desde las 9.30 am hasta las 2pm –no es ‘algo así’, es exactamente eso-. Por lo tanto, sólo el momento en que entregué los papeles y salí con mi inscripción en mano fue digna de dramatización, Bitter Sweet Sympony era el soundtrack. Juró que salté cuando tuve los papeles en mano, si, salté con una sonrisa en la cara, hoy, soy finalmente del todo UCEVISTA. Ya no hay nada ni nadie que pueda evitarlo. Mi casa de estudios finalmente me tiene registrada completamente en su sistema.

Finalmente, sé que el primer día en que comience clases en la universidad ha de ser algo tan impactante que tengo que escenificar todo tan bien que recordaré ese día hasta el momento en que me muera.
Ese día será finalmente “El primer día del resto de mi vida”, o al menos así lo imagino yo.
Ya pensarán ustedes que en la universidad no todo es como yo espero, moverán la cabeza de lado a lado por mi inocencia. Piensan decirme que me tratarán a las patadas demasiadas veces, que seré solo un número más, esa es la teoría, lo sé. Pero yo creo que el verdadero reto, es resaltar, el verdadero reto es ser ese alumno del que el profesor al menos recuerda la cara –y no por bonito que seas-, no por tu mal comportamiento, no, sino porque eres esa persona capaz de mantener un debate coherente con el profesor y con tus compañeros, un estudiante preparado, un estudiante que disfruta lo que estudia. Para mí, -según es mi teoría- ese estudiante deja de ser solo un número y solo una cara más del montón para convertirse en un estudiante con el que un profesor puede tranquilamente hablar -de temas tanto triviales como temas de importancia- mientras salen del aula, un estudiante con el que el profesor puede compartir y cruzar -a gusto- un par de palabras más que sólo los buenos días y el hasta luego.
Para mí, eso es un reto, es algo que trataré de lograr con la mayoría de mis profesores, incluso si no me agradan -creo que ahí el reto es aún mayor, descubrir algo que me permita entablar una relación ‘alumno-profesor’ sana-. ¿Por qué hablo de esto? No lo sé, son mis planes a futuro, esto será ‘el resto de mi vida’ (enfocándome en la frase “El primer día del resto de mi vida”) durante 5 años.
¡Hey! No es que mi reto sea ‘caer bien’, eso no es algo que espero, pues la verdad no suelo ‘caer bien’, mi reto es… coño, disfrutarme mi universidad como chama, salir y disfrutar, pero ser una alumna que no sea ‘un número de cédula más’ dentro de la universidad, ser una alumna que aún después de unos años pueda pasar y saludar con cariño y respeto a algunos de mis profesores.
¿Qué quieren que les diga? A mí me gusta dejar mi huella. Así soy yo.


¡Allá voy UCV, espera por mí, en el 2011 será!



  
  
Victoria B.

Ironías.

Ella estaba acostumbrada a salir con muchachos. Le gustaba toda su ropa así que nunca se preocupa de si ¿esto me quedará bien o será mejor aquello? No, ella siempre se viste con lo que tiene a mano y sale sin muchos preparativos.
Pero esta vez era diferente. Estaba nerviosa, se empezó a arreglar dos horas antes de la hora de salir. Se probó toda su ropa, trató con la de su mamá, improvisó varios looks. Ninguno le gustó.
¿Qué tiene de diferente esta salida? Es un muchacho normal, no causa en ella mayor atracción, lo conoce, ya han salido, pero algo ha cambiado. Ella no sabe cómo se desarrollará esta salida. ¿De qué hablarán? Algo le decía que todo iba a ser diferente. Hace un par de semanas que no sale con él y no había sentido nunca eso antes de verlo. En estas dos semanas ha seguido saliendo con otros muchachos y ninguno provocó tal reacción.
Ella estaba nerviosa ¿Por qué? No lo sabía. Terminó saliendo con aquellos jeans que sabe que le quedan tan bien, complementó el look con unos converse para tratar de verse relajada -lo que menos estaba, en verdad- y su camisa preferida que constaba en un franela color vino tinto. Muy simple pero provocadora. Tenía que calmarse. Ya había pasado el tiempo.
Pasó dos horas vistiéndose, cambiando de atuendo una y otra y otra vez. Ya era hora de salir, se encaminó.
Se montó en el carro. Conectó el ipod. Puso a sonar su banda favorita. Se relajó, pero sentía que ese día sería trascendental. Seguía pensando en las razones. No encontraba ninguna. Este muchacho le gustaba, pero no le atraía tanto como para crear esta tensión.
Prefirió no pensar en eso. Iba manejando, ya venía de llegada al punto de encuentro con su pretendiente.
Sonó el celular: era él y revisó el mensaje. Le avisaba que él ya había llegado, la esperaba afuera. Ella sonrió inesperadamente, se dispuso a responder. Distrajo la vista del volante, seguía en el carro y el automóvil seguía andando.
Sintió un golpe. Tiró el celular y pegó un frenazo. Las caras de los peatones alrededor eran de completo asombro, susto. Mujeres pegaban gritos “¡Lo atropellaron!”, “¡Está muerto!”, esas eran algunas de las exclamaciones. Colocó parking.
Se bajó en menos tiempo del que jamás nadie podría haberlo hecho, ella estaba nerviosa, ¿Qué había hecho?
Su pretendiente yacía tirado en el piso a unos 3 o 4 metros de su carro. Sangraba. Ella no podía creer lo que estaba viendo. Él la vio a lo lejos. No estaba muerto.
Al ella acercarse, él sonríe. “Tranquila, no debes culparte” –le dice-.
-¿Pero cómo no me voy a cul… culpar? ¡MIRA LO QUE HE HECHO!
-No has hecho nada. Todo estará bien…
Ella sostuvo su mano, la ambulancia ya se escuchaba a lo lejos. El cerró los ojos. Ella no le permitió cerrarlos por mucho, lo empezó a batuquear suavemente hasta que los volvió a abrir.
La vio fijamente a los ojos y le dijo: No me olvides… Te quie…
Se sintió como su último aliento fue expulsado por su boca. Sus ojos permanecieron abiertos, tal y como ella lo pidió.
Ella rompió en llanto. Se abalanzó sobre él como si esto pudiera cambiar algo.

Llegó la ambulancia y la apartaron del cuerpo inmóvil, trataban de resucitarlo, eran esfuerzos perdidos, ya se había ido.
Ella lloraba histérica. Toda su ropa estaba bañada en sangre, la sangre se confundía con el color de su camisa. No le importaba, hacía resistencia, quería acercarse a él.
En ese momento sí lo quería, cuando él murió, ella sintió toda la pasión, el deseo, el amor y el cariño que podía sentirse por una persona. Una persona que estaba muerta, una persona que ELLA había matado.
¡Ja!. Ironías.
 Victoria B.

Aprendiendo con Victoria.

Gente, aunque no lo crean, hay una poco sutil diferencia entre ‘Por qué’, ‘porque’ y 'porqué'.
A ver, les doy un ejemplo:
Mamá: Hijo, ¿Por qué rayas la mesa?
Hijo: Porque me aburría, mami.
Mamá: A veces no entiendo el porqué de tus acciones.

¿VEN? Son muy diferentes uno del otro.

Victoria B

¿Será...?

Hoy entre salidas, esperas, compañías y momentos de silencios: Te colaste en mi memoria.
Como un archivo mal parado, como un archivo traspapelado que apareció sin ser llamado en una carpeta poco usada.
Hoy te pensé y me gustó el recuerdo.
No fui capaz de imaginarte pensando en mi ¿Será que yo me he colado en tus carpetas?
¿Será que alguna vez me has pensado?... siempre me he preguntado eso. No soy capaz de respondérmelo.
Me pregunto si te acuerdas de mí, de mis manías. De mis gustos. De lo mucho que me hacías sonrojar.
Me pregunto si al ver algo que me identifica, si al escuchar alguna canción que has de saber que me gusta, si al ver alguna película con Johnny Depp de protagonista te acuerdas de mí. Si cuando ves una jirafa en algún lado te acuerdas de ese extraño gusto mío.
¿Será?... ¿Será que mi persona logró algún cambio en ti? Yo no lo sé y nunca seré capaz de respondérmelo.
Pero puedo asegurarte que tú sí dejaste una huella en mí.
Me he vuelto más precavida de lo que ya era. Soy más fría aún. He perdido la confianza a personas que de hecho ya se la habían ganado… pero nada de eso es malo. Son cosas que sé me ayudarán a no idealizar a la gente en el futuro.
Aún a veces nombro cualidades tuyas –de esas raras y únicas- en conversaciones cotidianas.
Te nombro como “un amigo mío…” en ese momento miles de preguntas invaden mi mente por una milésima de segundo antes de empezar a contar lo que me llevó a iniciar una oración con esa frase... “Un amigo mío” -les digo-.
Me pregunto si tú tendrás alguna anécdota de mí. Si alguien ha escuchado mi nombre.
Me pregunto si alguna vez te has tomado la molestia de ver al pasado, si alguna vez te has tomado la molestia de pensar.
Yo lo he hecho… muchas veces. Y me he dado cuenta de que no vale la pena. No lo vale aquello que nunca fue y tampoco lo vale aquello que pudo ser.
¿Será que alguna vez tuviste que guardarme en alguna carpeta remota de tu disco duro?
¿Será que alguna vez fui un archivo? ¿O es que nunca hizo falta borrarme?

Victoria B.

lunes, septiembre 13, 2010

Con los crespos hechos.

Creo que me ha tomado un buen tiempo ser capaz de escribir esto.
Más que todo es cuestión de mi orgullo personal. Ese día lo bote en un pipote de basura.
Estaba yo, sentada en la plaza Altamira, después de haberme llevado un chasco en una ida al consulado de España (ese fue el día del post del muchacho de ojos avellana y camisa verde). Estoy sentada pues, con el disco del PSUV como soundtrack de la escena, mas no era mi soundtrack mental, no, en mi mente había algo de Charles Aznavour dando vueltas y vueltas.
Veo la hora, son la 1.20, ya había comido. Decidí agarrar rumbo a mi casa, me pare del banquito, cuando estoy en camino a la cola del MetroBus me dije a mi misma que debía hacer un último intento. Que debía confiar. Que debía creer en que todo se resolvería, si… suelo creer en esas historias bonitas -aún no sé porqué-. Agarré camino sabiendo que todo saldría mal. Recuerdo que ese día antes de salir de mi casa posteé en Twitter algo referente a que tenía un mal presentimiento de ese día. Tenía razones para hacerlo.
Pues sí, agarré el metro en cambio. Fueron las tres estaciones más largas que he recorrido.
Llegué a Sabana Grande, me bajé. Y me enrumbé hacia el Centro Comercial El Recreo. Terminé llegando allá a un cuarto para las 2. Subí y me senté frente al Yamin Family Center. Parecía ser un lugar ‘seguro’ donde podría sacar el celular. Me senté con una especie de ‘frustración esperanzada’. Empecé a esperar a aquella persona que esperaba ver.
Esperaba ver un mensaje que dijera “Ya llegué, ¿Estás aquí?” o algo por el estilo. Esperaba ver un mensaje donde todos mis miedos se fugaran. Pero en cambio, tuve yo que mandar el mensaje. A eso de las 2.15 me desmoralicé más aún preguntándole –Lo llamaré Johnny- a Johnny si se aparecería.
Seguí esperando, no me respondía. Demasiadas cosas recorrían mi cabeza en aquel momento. Trataba de distraerme con la gente que hacía el ridículo en las maquinas del Yamin, no bastó para librarme de mis pensamientos. Ya eran las 2.40 y decidí que era suficiente sufrimiento por un día, me levanté y agarré mi camino. Cuando iba llegando a las escaleras mecánicas sentí mi celular vibrar en el bolso. En ese momento no me importó la inseguridad, lo saqué. Johnny me había respondido. Era un mensaje de dos líneas en el que se ‘disculpaba’ y excusaba por su ausencia. Lo leí, guarde el teléfono. Algo así como "Lo siento no tenñia cómo bajar. Y pensé que estabas molesta o algo" ¡¿Cómo CARAJO sabes si estoy molesta o no si no te atreves a hablar conmigo DESGRACIADO?!... De verdad, falta de respeto.. ¡Cara 'e tabla es lo que eres!.
Me sentía enfurecida, conmigo misma y con él. Me sentía totalmente humillada –cabe acotar que yo decidí humillarme y sólo yo sabía de esa humillación-. Tenía demasiados sentimientos encontrados, la rabia hacia mí misma era el sentimiento predominante, las lágrimas de rabia querían brotar. No las dejé. No me lo iba a permitir.
La mejor solución era caminar. Agarré camino… caminé desde el recreo hasta Paseo Las Mercedes. Pensaba que en este camino podría llegar a una solución conmigo misma. Que mi mente hiciera una especie de foro de discusión donde todas las partes se sentarían a hablar. Lo logré, mi mente lo hizo. Pero todos concordaban. El veredicto final que me dieron fue: “Eres una idiota. No sabemos cómo dejaste caer tu orgullo de esa manera. Debes volver a ganarte nuestro respeto”
Es decir, en ese momento, no me sentía respetada por mí misma. Llegué a lo más bajo que se puede llegar. Me ridiculicé hasta no poder más. Me dejaron con los crespos hechos, me dejaron  plantada, Johnny nunca se presentó.
Comprenderán que además de dejar de respetarme yo misma, ese día dejé de respetarlo a él. Lo califiqué de ‘Cobarde’, de ‘Descarado’, de “Patán”, etcétera. Fueron muchos los calificativos desmoralizantes que se ganó en mi mente ese día. Improperios me sobraban en aquél momento.

Volviendo a mi trayecto y a mi foro de personitas es mi mente:
-Mi caminar normalmente es muy acelerado, camino a prisa no por alguna razón en específica sino simplemente porque así es como me siento a gusto. Si, esa soy yo.-
Sin embargo, en este camino mi paso era realmente lento. Iba cabizbaja, pensativa e indignada. Caminaba sumida en mis pensamientos, en mis insultos, hacia mí, hacia él, hacia mí nuevamente y unos pocos al mundo en general.
Ya había recorrido bastante. Ya me había ‘calmado’ si así se le puede llamar. Veía la situación con un poco más de claridad. Seguía siendo una idiota, pero me decidí a responder el mensaje. Fui más política de lo que yo misma pude haber imaginado, mantuve mis emociones tan en línea que algún día he de felicitarme a mí misma por eso. Yo respondí, en cambio, un largo mensaje –del que nunca recibí respuesta- pero del que no me arrepiento para nada.
Seguí caminando, ya había pasado varias paradas de autobuses que me servían, pero la caminata no era suficiente, aún quedaban cosas en mi mente por aclarar. Tenía que hacer un esquema completo de todo. No lo logré –trate de hacerlo durante mucho tiempo. Ya no trato de hacerlo, dudo que valga la pena-. Ya que no podía hacer un esquema y verlo todo fríamente por mí misma, traté de ponerme como un tercero ante todo lo que había ocurrido entre los dos desde... desde siempre, desde aquél febrero/marzo –¿Qué sé yo-.
Al ponerme como un tercero –que conocía todos los detalles ‘menos lo que yo pensaba’- me sentí más ridícula aún, tuve que explicarme a mi misma el porqué de mis acciones.
Me recordé a mi misma que hacia menos de una semana había tomado la decisión de que arriesgaría todo y que no me importaba nada. Si lograba algo con Johnny, ¡Enhorabuena!, si lo perdía todo pues que nada fuera por no intentar, total, ¿Qué me importa si se pierde algo que no hay? –me decía a mi misma-
Nota: La cosa es que no pensé que fuera así como resultarían las cosas, es decir, en esos pensamientos donde yo pongo todas las posibilidades de “Qué pasaría si…”, jamás puse como detonante aquella razón por la cual todo iba cuesta abajo. Jamás pensé que con Johnny algo así pasaría, ¿Qué es lo que pasa? Que yo lo respetaba, creía que ‘era diferente’ JAJAJA, yo siempre idealizo, no lo puedo evitar idealizar a las personas, es algo que obviamente debo cambiar.
Así que me decía a mí misma, “te humillaste, te ridiculizaste, llegaste a lo más bajo. Pero que por tí no fuera, Victoria, tu eres decidida, y cumples con tus compromisos. Te habías comprometido y no eres cobarde, te presentas porque no ibas a ser tú la que ‘no llego nunca’ no, no, no. Esa no eres tú. EN CAMBIO decidiste ser ‘La que se quedó esperando al que no llegó nunca’”.
Finalmente llegué a Paseo Las Mercedes, ya no podía seguir caminando pues lo próximo era la autopista y ¡No, gracias!, pero no había terminado de pensar, Así que tomé mi autobús, había ahora demasiadas personas para hablar en voz alta en ocasiones necesarias para entender algo y había ahora demasiada bulla. Me dirigí a Concresa enfocándome en las personas que había dentro del autobús, me monté en Copérnico. Le conté lo que me había pasado, me entendió y me dirigí a la casa.
Quería estar sola pero ¡Voila! No llevaba 20 minutos en la casa y ya mis tíos habían llegado, y extrañamente, con ganas de conversar.
Creo que es la primera vez que narro esto con tanta exactitud. Hoy me sigo sintiendo ridícula al contar esto, pero sé que he de sacarlo de mí. Y no se lo quiero ‘contar’ a nadie.
Ya está escrito así que… lo publicaré.
No espero que entiendas porqué actué así, no. Porque yo tampoco lo sé, pero este es un post para mí. Para desahogar cosas inutilizan demasiado espacio en mí cabeza.
Si terminaste de leer esto, creo que te mereces una felicitación por leer algo completo de lo que debes entender poco. Gracias.

Victoria B.

domingo, septiembre 12, 2010

Hermano.

Hoy, después de mucho tiempo tratando, finalmente tuve la oportunidad de ir a ver Hermano.
Si, aquella película venezolana en la que se plasma la vida de casi cualquier persona que viva en un barrio de por aquí.
Es una película donde vemos todo, la buena gente que aún vive en esos barrios, la gran cantidad de delincuencia que hay aun entre ellos mismos, el poco valor que tiene la vida dentro de esas pequeñas ciudades de bloques mal puestos, etcétera.
Es una película que exporta una realidad –aunque incompleta-. Que muestra lo rudo que es salir adelante en esa selva si no eres un malandro, aunque aun así los malandros mueren, tal como lo exponen en una escena “Ellos en dos años ya están muertos”, de nuevo, otro ápice de la realidad venezolana.
Demuestra una realidad en cómo se arreglan las cosas ahí adentro –a punta de armas de fuego- y la poca paciencia que se tiene a la hora de resolver un conflicto. Si, es una película ruda.
Creo que me gusto el hecho de que a pesar de estar ‘en casa’ la película me hizo sentir más ‘en casa’ aún. La forma en que hablaban, los gestos. Era todo como ir escuchando una conversa en un carrito.
Lo mejor de todo es que no se parecía a muchas de esas otras películas venezolanas que lo que dan es vergüenza que en cualquier otra parte del mundo la vean. Películas que aúpan esas conductas erróneas que hay en este país. Y aunque aquí también las ponenestas conductas, está una voz buena que las critica, y unos ojos temerosos, pero decididos, que recriminan la mala sangre del malandro venezolano.
Además, no es una peliculita de amor cursi (aunque como es de esperarse hay alguna que otra relación que se presenta), no es una película que termina con el típico final feliz -aunque si es un final que se puede predecir pues mi amigo y yo lo comentamos mucho antes de la mitad de la película-. No es la clásica historia, no. Pero es buena, muy buena. Es más, por eso es buena.
“En 'Hermano' yo ni satanizo, ni idealizo el barrio. Sino que soy honesto y muestro tanto lo bueno y maravilloso que hay allí, como lo malo, complicado y peligroso que es. No pretendo predicar. Creo que el cine que lo hace es un cine flaco, flácido y plano. Lo que aparece en 'Hermano' es la vida real de un venezolano con todas sus contradicciones.”. Estas son palabras del director -Marcel Rasquin-


Ya sé que conmigo no hace falta mucho para que se me agüen los ojos en una película, pero esta película lo logró en varias ocasiones, me logró poner el corazón chiquito muchísimas veces, se me llenaron los ojos de agua y no parpadeé para evitar que salieran las lágrimas.

Aquí te meten en la historia de un muchacho de tan buen corazón, que debería lograr cualquier cosa. Un muchacho que de chiquito había sido entregado a la muerte sin si quiera tener la oportunidad de merecerse un castigo.
Si, es un niño que creció siendo agradecido, agradecido con el mundo y con su familia. Un niño que a pesar de crecer rodeado de gente corrupta, el se negaba a ir por aquel camino. No, él sabía que estaba mal, y no importa que todo el mundo lo hiciera, el no iba a seguir al resto del mundo. Este muchacho quería salir de ahí, este muchacho amaba a su familia e iba a salir de esa selva con ellos, no saldría solo, el se llevaría a la gente que quiere a celebrar su triunfo. Es el perfecto ejemplo de aquel eslogan que dice “Dile NO a las drogas. Dile SI al deporte”.
En fin, no les contaré la película porque no hay nada peor que el que te dañen una película, solo les digo que si no la han visto, VEANLA, porque lo vale.

POR FAVOR, no la compren pirata, no apoyaré jamás la piratería, pero si ustedes quieren comprar su películas piratas háganlo, pero no con esta película, por favor NO LO HAGAN CON ESTA PELICULA. Vayan al cine, que ese dinero que ustedes inviertan llegue a los bolsillos de los productores venezolanos de esa película. Están invirtiendo en que los talentos venezolanos sigan produciendo, sigan exportando y dejando nuestro nombre en todo lo alto. Por favor, véanla en el cine, por eso sigue en carteleras aun después de tanto tiempo. No pierdan la oportunidad y ‘disfruten’ –si así se les puede llamar a la realidad venezolana- de una película que expone lla verdad y que muestra lo que es nuestro país en medio de una buena historia con personajes muy comunes-

Espero que nuestro país siga produciendo cosas que valgan la pena.

Les dejo este link donde sale una entrevista al director: http://bit.ly/bEfGAr (De aquí salió la cita antes mostrada)

  




Victoria B.

sábado, septiembre 11, 2010

¿Qué clase de espera?

El celular se vuelve tu amo, estas esclavizado, no a lo que el celular representa, sino lo que esperas que llegue a él. Siempre esperas que ese alguien se acuerde de ti. Llegó un mensaje ¿Será él? No lo es, es tu compañía telefónica, es tu amiga queriendo verte ese día, está bien, accedes, no te desilusionas, a fin de cuentas era tu amiga. Pero esperabas otro mensaje, esperabas que alguien más estuviera pensando en ti. Quizás lo esté haciendo –lo más probable es que no- pero siempre es un buen sueño.
Sales con tu amiga, están comiendo, la pasas bien, te olvidaste del celular, está guardado en la cartera, no quieres saber nada de nadie, te estás aislando del mundo en una situación de regocijo. Te olvidas del celular, no lo escuchas y no lo sientes, lo sacaste para reportarte a tus padres. Resulta que hoy todo el mundo se acordó de ti. Se te ilumina la cara, empiezas a leer todo lo que te ha llegado, empiezas a buscar ese mensaje que estas esperando, no llego. Tu cara vuelve a su estado de ánimo natural, no sabes por qué lo esperas, sabes que no has de esperarlo.
Te resignas, respondes lo justo, hablas con tu madre. Vuelves a guardarlo. No quieres saber más de ese aparatujo electrónico que no trae más que decepciones. Vuelves a tu casa, comienzas con lo tuyo, vuelves a comer. Te dispones a entrar a la computadora, mala idea, no lo harás, tomas un libro, empiezas a leer. Ya es hora de dormir, decidiste sacar el celular del bolso. Un mensaje. Era de quien esperabas, se te ilumina el rostro. Pero no es lo que esperabas, tu rostro se desfigura en una clara decepción, trancas el mensaje. No respondes, no valió la pena esclavizarte toda una semana para eso, te arrepientes, te insultas, lo insultas, te calmas, sueltas el celular, tu rostro vuelve a su estados natural, empiezas a leer, dejas el libro, vuelves a leer el mensaje. Nada tiene sentido. Apagas el celular, lo vuelves a soltar, tomas el libro, empiezas a leer. Estás agotada, te quedaste dormida. Tus sueños te relajan, te despiertas incontables veces en la noche, te duermes otra cantidad de veces. Despiertas de nuevo, recuerdas la situación, prefieres olvidarlo, eliminas el mensaje, nunca paso. Vuelves a tu rutina.


Victoria B.

Consejos.

Pides consejos como por desesperación. Pides consejos pero no los sigues, los oyes pero no prestas atención, pides consejos porque te desesperas, no sabes cómo actuar pero terminas haciendo únicamente lo que tú quieres hacer.
Siempre te dan consejos racionales, los entiendes, los apoyas, pero nunca vas a hacer lo que te recomendaron hacer. Tu vida es tuya y tú tomas tus decisiones, las acciones que otros tomarían no son nunca las más apropiadas en tu vida. No, tú no quieres hacer eso, tus acciones puede que no sean las más apropiadas, pero son tuyas.
Pides opinión, qué piensan de tus acciones, nunca las apoyan, a ti no te importa, tu decidiste hacerlo, te molesta la crítica, sigues tu camino, sigues en tu decisión, la ejecutas, esperas una reacción. No te arrepientes de lo que hiciste, o quizás sí, no lo sabes. La situación cuelga momentáneamente de un hilo, una decisión precipitada, una acción impulsiva. La reacción no fue lo que tú esperabas, la cagaste, sabes que lo hiciste, debiste haber seguido consejos.
Pero no lo hiciste.
Tampoco te arrepientes.

Victoria B.

¿Cuándo me casé?

A ver, yo no tengo un padre que me controle lo que hago y lo que no hago. Es más, mi mama durante toda mi vida ha sido de esas madres que te dan libertad y que te exigen que resuelvas por ti misma, siempre me ha dado las responsabilidades suficientes –al igual que las libertades apropiadas y necesarias-. Mi mama no me anda preguntando qué hago, qué dejo de hacer, a dónde voy ni con quién.
Yo no tengo un novio que me este controlando mis acciones ni que me este preguntando por mi vida. No hay alguien a quien deba contarle lo que hago o no, ni de que van mis pensamientos. Soy un ente totalmente independiente que no tiene responsabilidad moral de echar ningún cuento ni de tener ninguna conversación.
PERO, aparentemente hay amigas mías que no están de acuerdo, hay amigas mías que se comportan como un Marido Viejo. No sé cuando firmé qué contrato ni bajo qué condiciones lo hice, pero aparentemente, tengo la responsabilidad, es más: El Deber, de hablar periódicamente y de contar las cosas que me pasan, las que pienso, las que dije y las que dejé de decir. Aparentemente, en algún lado debo haber firmado algo que me ataba de alguna manera en que debe haber dos copias de mi cerebro.
Algo así como un disco duro externo. Eso es esta amistad.

Victoria B.

Más que un vicio, es mi Guilty Pleasure.

Todos aquí han de saber que soy FANATICA de las gomitas (si no lo saben, es información importante de mí), no existe nada mejor que unas gomitas para que te alegren el día –o simplemente lo completen-. Cuando fui a Margarita compre muchas gomitas para tenerlas de reserva. De un tiempo para acá, como o gomitas aproximadamente… todos los días, si.
A veces compro aquí para guardar las Haribo. Que simplemente rockean y no las consigo sino en Margarita (y en el exterior), así que he de ahorrarlas, al igual que ahorro mis Nerds de Gomita, que con algo así como que una de las combinaciones mas mágicas que pueden existir.
Es decir, eso es una barra completa de gomita recubierta de todos los sabores de Nerds. ¿Entienden la perfección de esta golosina? Ahora, imagínensela bañada en nutella… Diosmio, es una cosa que, toco el cielo y vuelvo a bajar –que niche soy, lo sé-  pero eso es algo realmente delicioso.
Estoy al tanto de que si sigo comiendo gomitas a este paso terminare siendo una bola que en vez de caminar, rodare. Lo sé, pero en estos momentos atribuiré todos mis excesos al estrés de la cuestión del pasaporte que ya les he contado. Cualquier cosa que haga o que deje de hacer, será atribuida a esa razón –siempre y cuando no sea apropiada-.

Así que heme aquí, una niña amante de las gomitas que está acabando con sus reservas este solitario viernes por la noche.


Victoria B.


viernes, septiembre 10, 2010

Crean lo que crean, este no es un post más.

Aqui hay un señor que dice haber trabajado en la Suma original. No salgo de mi asombro. No puedo dejar de verlo. Siento que quiero abrazarlo
Si, es loca mi reaccion. Lose, pero sencillamente es... Asombroso (la situacion). No se como mas reaccionar.

¿Ven esos dos párrafos?  Son dos tweets que publique hoy en horas de la tarde.
A ver, les hecho el cuento, estoy yo en la librería literalmente haciendo nada. Entra un señor, es de esas personas que parecen ir de buen humor siempre y que lo contagian a donde entran. Me calló bien enseguida.
Entró, saludó como cliente de la casa y se fue a ver unos libros en la parte del fondo de la librería, la muchacha que trabaja en la librería y yo seguimos hablando tranquilamente. El se acerca con una torre de libros que se le desbordaban de los brazos, una imagen muy cómica, -y con el buen humor que había traído, no pude evitar soltar una pequeña risa-.  Ninguno de esos tenia precio y venía a preguntar por ellos.
Todos los libros eran obras maestras que habían venido en ediciones baratas de aproximadamente 25bsf -quizás 30 o 40- . Lo más probable es que fueran ediciones tan tan viejas que ya la editorial las puso en rebaja.  A fin de cuentas cuando está con todos esos libros y termina de seleccionar cuales quiere y cuales no dice que los va a poner donde van.
La muchacha que trabaja ahí dice que no es necesario, que ella los coloca. El insiste, agarra la pila de libros que no se llevaría y se dirige a guardarlos. Ella dice “es que él fue librero, sabe lo que es que te dejen luego el desastre” No me tome la molestia de preguntar al respecto, solo dije  “ah…”  y me reí, dejando esa conversación tajantemente cortada para seguir hablando de lo que quiera que estuviésemos hablando antes.
Luego regresa -después de haber colocado todos esos libros- con otros nuevos a preguntar nuevamente el precio. Mientras los están pasando yo estoy sin prestar atención, estoy rayando una hojita que tenía enfrente cual niñita de tres años para matar el tiempo.
En eso escucho “Si, es que como yo trabaje en la Suma original”, levante la mirada, perpleja, me quedé viendolo con cara de completo asombro,debe haber notado mi reacción por lo que me dijo mientras reía “Si, yo inauguré el área de ciencias (o ciencia ficción, no recuerdo que dijo) allá”.

-Cabe acotar que el no tiene idea de que figuraba yo ahi sentada, habría de verme como una empleada más, punto.-
Yo no terminaba de salir de mi asombro, me quedé viéndolo, analizando su aspecto, no tenía aspecto de librero, pero sí de lector empedernido, tenía ese aspecto de hombre soltero que no gana mucho pero que gasta todo lo que le sobre en la mejor inversión para su vida, libros. Si, de eso tenía cara.
A ver, ese señor había conocido a mi abuelito, trabajó con él, probablemente fue su amigo o al menos se ganó su respeto. Ha de haber tenido muchas conversaciones tanto de cotidianidades como de cuestiones literarias con mi abuelo. Quería abrazarlo, no sé porqué, pero quería hacerlo.

A ver, les explico, simplemente cada vez que tengo la oportunidad de conocer a alguien que SÉ que verdaderamente conoció a mi abuelo, es merecedor de mi inmediato respeto.
Es algo raro, lo sé, y no pretendo que lo entiendan, solo les digo que este señor quién ya venía emanando buenas vibraciones, logro ganarse mi respeto… aunque sé que ‘respeto’ no consta de abrazos, pero eso es lo que me provocaba hacer en el momento.

Todo esto es contado con la simple idea de recodar a alguien que quiero. Es porque siempre consigo cosas o personas que logran traerlo a la mente, día a día, siempre estás aquí saludándome, amapuchandome y mostrándome una lengua estriada de la que nunca sabré la razón de su aspecto, siempre se lo atribuí a las chucherías –porque a mí a veces se me empieza a poner así cuando como mucho dulce- pero dudo que ese sea tu caso.
Este post viene porque mereces mucho más que un post, te dedico mis logros y te dedico mis mejores pensamientos porque eres merecedor de eso y de mucho más.


Victoria B.