miércoles, septiembre 08, 2010

El Yoismo.

Inicialmente me dije a mi misma que aquí no publicaría nada que no fuera meramente trivial. Pero a decir verdad, no puedo hablar de trivialidades cuando estoy pensando en otras cosas.
Sencillamente quiero hablar de la forma de ser de la gente, honestamente no entiendo cómo se pueden comportar de forma tan anti-parabólica. Cómo pueden ir por la vida comportándose como si el resto del mundo no importara. Hay gente que va por el mundo como si fueran caminando en un puente, solos, abriéndose camino entre todos los demás, caminando por ese puente desolado que va por encima de una arbolada salvaje. Mientras todos los demás están allá abajo,  atravesando los arboles, ellos les ignoran, ignoran su situación y  solo se enfocan en que ellos personalmente estén bien y puedan seguir estándolo. Hay gente que hiere sentimientos y se limpian el fundillo con lo que los demás sienten.
Algunas veces uno cree conseguir personas a las que sí les importan los sentimientos de uno, así, de la nada. Aparecen en tu vida y tú crees que todo va bien. Que esa persona es diferente, que se asemeja a algunos de esos amigos tuyos que jamás te han defraudado y sabes que nunca lo harán. Hasta que llega el momento en que te das cuenta de que esa persona es igual que el resto del común denominador de la población y de tus conocidos. Que piensan primero en ellos, después en ellos y luego quizás se recuerden del resto del mundo.
A veces se entiende que las personas sean ocasionalmente “Yoistas”, eso está bien, uno lo entiende y lo pasa. Uno evalúa la situación y se da cuenta de que no es tan grave, todo el mundo pasa por el momento en que piensas primero en ti mismo y luego en los demás. Pero para MI llega un momento en que el “Yoismo” va mas allá de lo normal.
Y en ese momento la gente puede cometer ese error y cagar la situación, pero lo NORMAL –a mi punto de vista, insisto- es que después de que la cagaste, tomas un tiempo para pensar y evalúas la situación, ahí debes tener los balones de ir y pedir perdón por lo que hiciste, por meter la pata, por pensar solo en ti. Y no hablo del típico ‘Perdón, si, aja’, no, hablo de que te des cuenta de que hiciste algo mal y verdaderamente te disculpes, algo decente, algo digno de ser perdonado no importa qué carajo sea lo que hayas hecho. Para mí, ese es el deber ser en cualquier amistad.
Al momento en que metes la pata reiteradas veces y muy seguido, ahí es cuando más debes disculparte, o eso digo yo. Ahí es cuando uno debe tener mayor fuerza, porque al menos a mi, me cuesta pedir perdón en casos así, porque sé que herí a una persona que quiero, y creo que no hay nada más feo que hacerle pasar un mal rato a tus seres queridos.
A fin de cuentas, uno se da cuenta de que personas que no nos van a hacer daño nunca, casi no existen. Lo que verdaderamente cuenta es que después de haberte herido tengan la capacidad de arrepentirse. Esas personas, son realmente contadas –al menos así lo veo yo, con esto es con lo que me he topado en mi vida- y estos dos tipos de personas son de las que te tienes que asegurar de rodearte como amistades cercanas en tu vida.
Procuren no rodearse –en sus amistades cercanas- de gente ególatra que solo pensara en pro de su beneficio personal pues a la larga puede que el resultado sea que ustedes terminen heridos.
Y por favor, siempre, al momento de actuar, fíjense en no comportarse de manera egoísta, traten de pensar en pro de todos y no solo de ustedes. Y siempre tengan la voluntad y la capacidad de disculparse al momento en el que metieron la pata.
Porque una sincera disculpa es el candado que asegura siempre una amistad.


Victoria B.


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