martes, septiembre 14, 2010

La vida como película de matiné -o no-.


Creo que todos sabemos que hay momentos que van a cambiar nuestra vida, que nos van a marcar por siempre, o que son el inicio de algo que hemos anhelado con pasión durante mucho tiempo.
Para mí, esos momentos son merecedores de un gran esfuerzo mental, es decir, no es solo entrar con tu cara de ‘aquí estoy yo’ y ya, no.
Les voy a poner un ejemplo, es algo que acabo de comentar en una conversación y que ahora voy a profundizar porque mis líneas pueden ser eternas y sus ojos incansables.
Cuando fui a presentar exámenes de admisión que serán cruciales para mi carrera, yo desde que entre a la universidad empecé a ponerle una música de fondo a mi escena mental, cada paso retumbaba en el piso extrañamente desolado. Mis pasos eran los únicos que se escuchaban y las demás personas estaban tan lejanas que si quiera las distinguía.
Ese momento era meramente mío, cada minuto de espera significaba un sentimiento más que se sumaba a un recipiente infinito. Ya en cola la lectura era el foco de mi mente, pero aún estaba consciente de lo que pasaba, el motivo de mi lectura era la espera para un momento que definiría años de mi vida.
Me volteaba ahora ocasionalmente a ver las caras de quienes me rodeaban, forjé algunas ‘alianzas’ con los más cercanos pues sabía lo útiles que podían llegar a ser. Pero no veía a nadie con complicidad ni con amistad. La mayoría me infundía respeto, pero solo eso. Para mi todos eran contrincantes en ese momento. En ese momento, cualquiera de ellos podía ser la persona que me privara de mis sueños –recuerden que esto es una película, necesitaba ‘villanos’- . Pero no se lo hice notar a ninguno, para ellos, yo era la niña tonta a quién podrían aplastar con sus palabras ‘inteligentes’ que probablemente habían usado tantas veces que se volvía un dialogo ya preparado –más que un dialogo, es un monologo, la verdad-. Finalmente, yo mantenía mi actitud de “estoy aquí como ‘una carrera más’ en la que presentaré, solo eso”. Cuando en verdad mis nervios estaban a punto de explotar, sentía la presión del mundo completa sobre mis hombros, mi cerebro debía reaccionar en las próximas horas de tal manera que me diera un puesto seguro en aquello que despertaba tales pasiones sobre mí.
Al momento entrar a los salones y presentar la prueba, mi soundtrack mental dejaba de ser algo relajado. Un poco de Muse ambientaba la situación, recuerdo que cuando entré a presentar en derecho, ‘Invincible’ era mi ambientación, entré y me decía a mí misma, ‘aquí estas, tú corazón y tú cerebro deben coordinarse de una vez por todas, este es el momento, no valen más ridiculeces ni pérdidas de tiempo, no, ya no valen’
Al momento de entrar en Estudios Internacionales asombrosamente pasé de The Groove a My life as a Duck. Cuándo entré, de hecho, me tomé la libertad de ayudar al profesor a repartir los folletos –pruebas-, y le regalé una sonrisa mientras le hacía el favor –y mis piernas no temblaban, no sé cómo, pero no lo hacían- Estaba relajada, y la canción me ayudaba a mantener ese extraño estado zen.
Ayer cuando me inscribí en Derecho todo iba demasiado rápido, tan solo media canción de Cocaína de Viniloversus, pudo reproducirse en mi mente. Llevaba todo el día con canciones de ellos pegadas y honestamente al momento de entrar no pude pensar en otro grupo que no fueran ellos. Créanlo o no, quedó a la perfección.
El día de hoy, mi inscripción por secretaría tomó algo así como desde las 9.30 am hasta las 2pm –no es ‘algo así’, es exactamente eso-. Por lo tanto, sólo el momento en que entregué los papeles y salí con mi inscripción en mano fue digna de dramatización, Bitter Sweet Sympony era el soundtrack. Juró que salté cuando tuve los papeles en mano, si, salté con una sonrisa en la cara, hoy, soy finalmente del todo UCEVISTA. Ya no hay nada ni nadie que pueda evitarlo. Mi casa de estudios finalmente me tiene registrada completamente en su sistema.

Finalmente, sé que el primer día en que comience clases en la universidad ha de ser algo tan impactante que tengo que escenificar todo tan bien que recordaré ese día hasta el momento en que me muera.
Ese día será finalmente “El primer día del resto de mi vida”, o al menos así lo imagino yo.
Ya pensarán ustedes que en la universidad no todo es como yo espero, moverán la cabeza de lado a lado por mi inocencia. Piensan decirme que me tratarán a las patadas demasiadas veces, que seré solo un número más, esa es la teoría, lo sé. Pero yo creo que el verdadero reto, es resaltar, el verdadero reto es ser ese alumno del que el profesor al menos recuerda la cara –y no por bonito que seas-, no por tu mal comportamiento, no, sino porque eres esa persona capaz de mantener un debate coherente con el profesor y con tus compañeros, un estudiante preparado, un estudiante que disfruta lo que estudia. Para mí, -según es mi teoría- ese estudiante deja de ser solo un número y solo una cara más del montón para convertirse en un estudiante con el que un profesor puede tranquilamente hablar -de temas tanto triviales como temas de importancia- mientras salen del aula, un estudiante con el que el profesor puede compartir y cruzar -a gusto- un par de palabras más que sólo los buenos días y el hasta luego.
Para mí, eso es un reto, es algo que trataré de lograr con la mayoría de mis profesores, incluso si no me agradan -creo que ahí el reto es aún mayor, descubrir algo que me permita entablar una relación ‘alumno-profesor’ sana-. ¿Por qué hablo de esto? No lo sé, son mis planes a futuro, esto será ‘el resto de mi vida’ (enfocándome en la frase “El primer día del resto de mi vida”) durante 5 años.
¡Hey! No es que mi reto sea ‘caer bien’, eso no es algo que espero, pues la verdad no suelo ‘caer bien’, mi reto es… coño, disfrutarme mi universidad como chama, salir y disfrutar, pero ser una alumna que no sea ‘un número de cédula más’ dentro de la universidad, ser una alumna que aún después de unos años pueda pasar y saludar con cariño y respeto a algunos de mis profesores.
¿Qué quieren que les diga? A mí me gusta dejar mi huella. Así soy yo.


¡Allá voy UCV, espera por mí, en el 2011 será!



  
  
Victoria B.

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