jueves, septiembre 09, 2010

Friendship after school.

Este es un tema por el que todos hemos pasado o pasaremos en algun momento, sin lugar a dudas es algo que siempre se presenta, quieras o no.
Llevo aproximadamente dos meses que me gradué, dos meses desde que acabo aquella continua lloriquedera de mis compañeros que no hacían sino decir “¡No me quiero graduar! Nos vamos a separar ¡No quiero!”.
Mis amigos me catalogaban –y aún lo hacen- de insensible cuando les decía que se callaran o cuando me quejaba de los comentarios de los demás integrantes de la promoción.  Y es que, verdaderamente, a aquellos que dejaras de ver por mucho tiempo son tus compañeros de clase, solo eso, no son tus amigos y no juegan un papel protagonista en tu vida, son solo personajes secundarios, o extras que llenan aquellos espacios del fondo para que la escena no se vea vacía y sin sentido. Después de que te gradúas solo sigues en contacto con aquellos con los que en verdad te llevas, con tus amigos, con la gente cercana, con aquellos que te conocen y que tú conoces. Después de graduarte no tienes que seguir manteniendo la calma para soportar al imbécil que quiere ser tu amigo y que a pesar de tus respuestas chocantes no termina de entender que el sentimiento y el agrado, no es mutuo.
Después de que han pasado dos meses, sigo en contacto con exactamente la misma gente con la que solía pasar mis recreos (en su mayoría) y sigo viendo ocasionalmente a aquellos que yo sabía que iba a seguir viendo. Honestamente, yo aprecio el hecho de no tener que verlos todos los días, eso resultaba a veces realmente agotador, ver todos los días a la misma gente, y algunos son de esas personas que no podían permanecer en silencio –a mi me encanta poder estar con un ser querido solo… estando. Sin hablar-. Así que el verlos ocasionalmente, para mí, es abono para nuestra amistad. Logra formar un lazo más fuerte.
Hace como seis meses o más que vengo escuchando el cuento de que ‘cuando nos graduemos nos vemos una vez a la semana’ ¡Si Webon! Eso es MENTIRA. No nos vamos a ver una vez a la semana… quizás cada dos semanas salga un plan de todos –en vacaciones-, quizás nos veamos cada dos meses… quizás nos veamos más frecuentemente porque estudiamos en la misma universidad y nos topamos en los pasillos donde tendremos conversaciones cortas pero productivas para ponernos al día, quizás, ¿Quién sabe? Eso depende de la persona y de las situaciones que se presenten. Pero no nos vamos a ver todos los meses haciendo una reunión de reencuentro, NO, eso no pasa.
Sin embargo, eso no implica que las amistades vayan a acabar, eso no implica que no vayamos a hablar más. Por si no lo recuerdan, existen algunos medios de comunicación modernos que no son telegramas ni cartas ni nada por el estilo. Hoy en día contamos con algo llamado msn, con algo llamado celular y con redes sociales llamadas facebook y twitter. WOW. ¿Ven? No tiene porque acabar la amistad, solo que no nos vamos a ver tan seguido
Y el que mis amigos me llamen insensible por explicarles esto que les acabo de decir (quizás hasta se los dije con un tono más dulce, para no herir sentimientos), me parece realmente ESTUPIDO. Perdónenme, ahora si tienen razones para llamarme insensible, pero es que pierdo la paciencia cuando las personas no son capaces de afrontar la realidad y cuando las personas no son capaces de aceptar que una etapa de su vida ha culminado.


Ahora quiero contarles de una situación que se presento en el viaje a Margarita, el cual es una muestra idónea de lo ilusos y cuaimosos que son mis amigos.
Era ya la última noche antes de regresarnos. Estábamos todos los muchachos comiendo juntos en el restaurant del hotel, la comida aún no había llegado y estábamos todos hablando y compartiendo. En un momento de conversaciones bajas y bilaterales –dígase varias conversaciones entre cada dos personas de la mesa que tenían una conversación ‘privada’- viene una de las muchachas y dice en voz bien alta para que todos escuchemos “¡AY! Nos acabo de imaginar ya adultos todos nosotros sentados así en un almuerzo o un reencuentro” (El comentario lo hizo una de las personas más alejadas al grupo, que a pesar de que ocasionalmente se integra, nunca tiene tiempo para compartir con uno, “¡HIPOCRITA!” –pensé-)  las voces empezaron a chillar y a soltar especie de… suspiros o alaridos que aparentemente demostraban ternura y esperanza.
Hasta que llegué yo. A acabar con las esperanzas de todos. Espere a que todos dejaran de dar comentarios inútiles y que dejaran de decir estupideces de cosas que nunca van a pasar, promesas de amistad y cosas así y dije: “Cuando seamos ‘grandes’ muchos no vivirán aquí, muchos no tendrán tiempo de hacer reuniones porque estarán hasta los tequeteques con sus trabajos y muchos no podrán venir porque el esposo/a no los dejará, si es que no vienen con el conyugue al fulano reencuentro…” en ese momento empecé a notar las caras encendidas de muchos de ellos.
Les explico: my friends believe in fairytales. ¿Ven? Entonces cuando alguien trata de sacarlos de su pequeño cuento de hadas, se molestan.
Empecé a escuchar gritos y recriminaciones por parte de la mayoría de los que estaban en la mesa, decían que es que “claro, tu pretendes dejar de vernos. Tú te vas ahora y crees que no nos vamos a ver más nunca”. Otro comentario como: “Claro, es que para ti nos graduamos y ya no nos vamos a ver más nunca”. Escuche otros comentarios parecidos pero empecé a emburbujarme, pues mi mal humor estaba subiendo a mi cabeza, sentí como me molestaba progresivamente, debía pararlo, estábamos de vacaciones, deje de escuchar a mis amigos y respire profundo, solo escuchaba comentarios lejanos provenientes de fuera de mi cabeza, no debía escucharlos.
Cuando fueron cesando los gritos para empezar a escuchar solo quejas y recriminaciones que ya no venían directamente a mí, sino simplemente me criticaban entre ellos, ahí me defendí, trate de explicar mi punto, trate de decirles lo que yo les acabo de explicar al principio de este post. Que aunque ellos no lo quieran, todo está a punto de cambiar. Ellos, con sus cerebros ofuscados y poca capacidad de comprensión directa, no me entendieron y siguieron criticándome, decidí cerrar la disputa –al menos para mí- con un “¿Saben qué? ¡Tienen razón!” y para mí fue un tema cerrado:  C'est fini. Ellos siguieron hablando de eso. Yo hice unos cometarios mas con las personas que tenia a mi lado -yo estaba al lado derecho de una punta- la que estaba en la punta, las que estaba a su lado izquierdo y la que estaba a mi lado derecho, todas parecían ‘entender’ en cierta forma mi punto, comenté con ellas lo que acababa de pasar, vi una especie de línea imaginaria dividiendo la mesa –una choreta línea imaginaria–. Me reí para mis adentros de la ingenuidad de mis amigos y me metí en mis pensamientos hasta que escuché que alguien hablaba de un tema ‘interesante’ en el cual podía participar.

Quiero acotar que a pesar de lo que critico a mis amigos y a pesar de que no soporto que sean tan ingenuos y crean en los cuentos de hadas, Los Quiero¸ aunque sean como son.
PD.: Disculpen si alguno de ustedes lee este post y se siente ofendido, es mi punto de vista de aquella situación y de nuestro porvenir, no tienen porqué entenderme. (aunque seria bueno)
Cheers.
Victoria B.

Esta foto no es de ese día, pero estabamos en ese mismo lugar solo que sin
los dos padres y la mesa estaba en la posición contraria. (Además, era de noche)

1 comentario:

  1. Me encantó esta entrada.

    Me gradué hace un año y puedo entender a tus amigos, viví momentos grandiosos con mi promoción, irrepetibles, espectaculares. Hubo instantes en los que pensé que era muy triste que todo se terminara, las rumbas, los chismes, la actitud nomeimportanadaquierorumbear, ver todos los días a tus amigos (lo verdaderos, porque los demás, como dices, son relleno), los antiguos amores, esas historias muy propias del bachillerato, llenas de lugarescomunes pero que aún así te han hecho quien eres. Hace un año, sentí que los extrañaría mucho, aunque nunca soñé con esos utopicos reencuentros. Amé mi bachillerato, pero estoy feliz de haber culminado la etapa. Hace unos meses, un compañero de la universidad publicó en su twitter:

    "Hace un año lloré porque me iba del colegio, y ahora lloraría si me dicen que tengo que volver"

    Desde que lei esa frase toda mi nostalgia desaparecio. Eso es exactamente lo que todos, o la mayoría, sentiran pronto. Dales tiempo, un beso.

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