viernes, septiembre 10, 2010

Aquellos ojos verdes...

Yo soy una chica, que al contrario de lo que suelen pensar las demás mujeres, a mí no me gustan los ojos claros, en general, no me gustan.
Los ojos azules me resultan tristes y vacios, los ojos grises son fríos en extremo, simplemente no los soporto. Los ojos azules y los grises logran que, literalmente, me maree, no lo puedo evitar, solo me mareo, no los puedo ver fijamente, punto.
En cambio, los ojos verdes han formado parte de mi vida desde siempre, mi mejor amiga –a quién conozco desde que mido medio metro- tiene los ojos verdes, por consiguiente, se volvieron algo habitual en mi vida. Sin embargo, un muchacho de ojos verdes no me suele llamar la atención.
Pero este no es el caso, esta vez unos enormes, sinceros y juguetones ojos verdes me llamaron, me atrajeron y me sedujeron como nunca ningún par de ojos lo había hecho, eran unos ojos retadores, no se rendían en un juego –no planeado- de miradas. Este par de ojos me llamó la atención desde el primer momento y lograron que además me fijara en el sujeto que los portaba –nada mal tampoco- y más que todo en su personalidad y en su ingenio, un sujeto del que nadie debe arrepentirse de conocer pues les aseguro que siempre tendrán una buena conversa, siempre tan trivial o tan llena de conocimientos como ustedes busquen.
Estos eran un par de ojos que al verlos mi día se llenaba y me hacían sentir plenitud por al menos los próximos dos días siguientes, si, eran un par de ojos especiales.
Un par de ojos a los que me pusieron a dieta. No puedo verlos, no los veo hace tiempo  y ya he olvidado su brillo. He olvidado la plenitud que me hacían sentir y he olvidado las risas y las buenas conversas que venían acompañadas de aquel par de ojos.
Tú, muchacho de los ojos verdes: No sé si me leas, tampoco sé si quiero que lo hagas, pero heme aquí, escribiendo de nuevo pensando en ti, escribiendo una entrada para tu memoria –o la mía-. Heme aquí desahogando un montón de recuerdos -no contados- en varios párrafos, oraciones, palabras y letras muertas.
Fue divertido mientras duró, aquello que nunca llegó a ser.

Anexo además, un video de una canción de aquel gran cantante y aquel gran compositor que fue motivo de más de una conversación.

 
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Victoria B.

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