jueves, agosto 04, 2011

Recuerdos.

En estos días encontré esta idea de post, del 02 de febrero.. Resulta que recuerdo cuando lo escribí y recuerdo como me sentía en el momento, así que me dieron ganas de publicarlo. 
Está de más recordar que al ser de febrero, es aún de cuando estaba en Inglaterra.(Londres - primera etapa)
...

Hay días en los que no te pienso, y es que te recuerdo demasiado bien… Pero hay otros días en los que invades mi mente y no me dejas respirar.

Hay días en los que mi mente viaja de vuelta a momentos vividos contigo, y es que quiero sentirte de nuevo, quiero escucharte de nuevo. Tengo ganas de debatir contigo, de filosofar inutilidades de la vida, tengo ganas de reír contigo, de ti, de mí, de ellos y de todos, tengo ganas de abrazarte de nuevo… y es que todavía puedo sentir tus brazos alrededor de mi torso ese último día que te vi… aún siento el cosquilleo de tus ojos clavados en los míos diciéndome un adiós, que ambos queríamos que fuera más un ‘Hasta luego’… hasta luego en nueve meses. Aún recuerdo la última elocuencia tirando a chiste que me dijiste y como te respondí con algo, que en otras circunstancias, en vez de tan solo quedarte parado observándome con una mirada derrotada, hubieras respondido con un “Touché”… y como amo cuando me dices eso.


Aún recuerdo darme la espalda y enfilar retirada, para evitar tu mirada y para controlar mis ganas de saltar directo hasta tus labios. Si… y aún recuerdo nuestro entorno, y de lo que hablamos ese día y de lo mucho que quería pasar todo el tiempo posible contigo, extendiendo cada segundo esperando que cada minuto se convirtiera en una eternidad. Recuerdo mis ganas de voltearme para verte partir pero también recuerdo que mi orgullo me venció ese día…

Y es que te extraño, te extraño como no he tenido las ganas de decírtelo, te extraño mucho más de lo que esperaba. Y es que para mí la distancia nos iba a separar… por fin iba a poder huir de ti y de tus encantos, pero es que has estado ahí en todo momento, no nos hemos distanciado (permíteme acotar que ha sido todo lo contrario), nos contamos, nos extrañamos, nos reímos y recordamos… todo a larga distancia.

Extraño tantas cosas de ti… extraño esa mirada embriagante que me sonroja y alborota las ideas que rondan en mi cabeza. Extraño ese rulo que se desliza hacia tu frente y se mueve con el viento. Extraño la incertidumbre de cada día de ver si te afeitaste la barba o no, y extraño encontrarme con una barbilla de tres días, en un tono que no va acorde con tu cabello y que enmarca tu cara... tus ojos, tus labios y esas mejillas rosadas que me vuelven loca. Extraño tus muecas, tus elocuencias, tus chistes malos, tus juegos de palabras, tus payasadas, tus carcajadas, tus pasos de baile, el enorme pequeño geek que escondes dentro de ti, tú pasión por los juegos de video y como te los tomas tan en serio, ese acentico raro en el que cada par de oraciones se te sale el gallo… Podría llenar una página completa diciendo todas las cosas que extraño de ti. Pero dejémoslo así: Me haces falta y punto.

Debo confesar que ni yo misma comprendo muy bien la posición que estoy jugando ahora, no sé lo que pienso ni lo que espero de ti. Quiero que salgas, te diviertas, vivas y si es posible, que consigas a alguien que te llene y te haga feliz. Sí, eso quiero para ti, porque no puedo más que desearte lo mejor. Sin embargo, a veces pienso en los dichosos labios que son dueños de tus besos hoy por hoy, a veces me pregunto si hay alguien a tu lado, a veces un pequeño ataque de celos me domina, hasta que hablo contigo y recuerdo que es tú vida, que estamos lejos, que no puedo exigir nada… y que yo no puedo hacer nada al respecto, pues estoy al otro lado del océano atlántico.


...

Después de esto, creo que cabe acotar que sigo extrañándolo, porque ha pasado un mes de mi regreso y aún no nos vemos (no es la únicas persona a quién no he visto,  la verdad). Ya no lo extraño como en ese entonces, no con esa ferocidad, poco después de ese post cortamos comunicación -aún no sé porqué- y empezamos a hablar cada vez con más tiempo de separación. Empecé a acostumbrarme, a sacarlo de mi mente, a llenar mi cerebro de hobbies, de nuevas idea, aspiraciones, e incluso, de un nuevo muchacho. Y aún así, lo extraño, y aún así, quiero verlo... de verdad que quiero. 

Victoria B.

Un sueño


A pesar de que a veces sea seca y fría, que la gente considere que soy un tempano de hielo y que me importa un coño todo. Los que me conocen de verdad saben que puedo llegar a ser realmente gay, y los que leen este blog, más.
Resulta que anoche soñé algo, que me recordó a una idea chucuta que siempre he tenido, es todo producto de haber visto muchas películas ridículas y series en donde todo termina saliendo bien –o no-.
Ayer soñé con esa escena en la que uno llega al aeropuerto, y la persona añorada está ahí para recibirte, con una inmensa sonrisa y un abrazo de oso listo para ti. Yo había tenido esa escena presente antes de venirme, me imaginaba llegando y él estaría ahí. Claro, todos sabemos bien que ese era un sueño descabellado por varias razones que creo no valen la pena mencionar aquí.
Pero anoche, en cambio, soñé que estaba viajando a España, ya estaba estudiando y estaba yendo para presentar exámenes en España. Iba a llegar a la casa de la amiga de mi mamá y había quedado en ir hasta allá en metro cuando llegara por mi cuenta.
Hay un espacio en mi sueño, desde que me monto al avión, hasta que ya estoy llegando con mis maletas, y soy yo llegando, y viendo a aquel muchacho, que bien sabe me vuelve loca, esperándome afuera. Yo me quedé parada un rato, viéndolo, sin entender mucho, para luego acercarme para abrazarnos y decirnos lo mucho que nos hemos extrañado.
En cuánto nos montamos al metro se acabó mi sueño, los niños del campamento de al lado habían empezado a gritar con la única intención de levantarme.
Yo nunca sé que pensar de los sueños. Y con este les digo, que no entiendo, no puede tener mucho sentido ¿Por qué soñé con él? ¿Cómo puedo ser tan gay? ¿Por qué insisto en vivir esa puta escena? Pues no lo sé, resulta que soy rara señores, soy rara y complicada. Y me rindo de tratar de entenderme a mí misma, prefiero solo aprender a vivir conmigo  y mis bipolaridades, y a mis sueños, jamás les haré caso, pasan a estar entre esas cosas que ignoraré pues no hacen sino darme malas ideas y confundirme cuando quieren. Muérete Sub-consciente, te agradezco no me jodas. 

Esto es en el aeropuerto de Frankfurt, que es mi favorito hasta ahora.

Victoria B.