lunes, octubre 22, 2012

Lo quiero todo.



Lo quiero todo de ti. Quiero tu tiempo, tu cariño, tus caricias, tus abrazos, tu cuerpo, tu amor, tus perfumes, tus sonrisas, tus cosquillas, tus besos, tus chistes, tus histerias, tus carcajadas.

Quiero saberlo todo de ti. Que me cuentes tus memorias, tus cuentos, tus recuerdos, tus anécdotas, tus alegrías, tus decepciones, tus malos humores, tus metidas de pata, tus fantasías, tus sorpresas, tus anhelos, tus pasiones.

Quiero comprender como funciona tu mente. Cómo es que analizas todo, cómo llegas a ciertas conclusiones, cómo percibes al mundo, qué piensas cuando me ves fijamente a los ojos, qué piensas cuando te acaricio la cara. Quiero saber cuales decisiones tomaste para llegar a donde estas ahora, cuantos caminos viste cerrar, cuantas puertas no abriste. Cuantas veces les piensas al día, para saber cuantos abrazos darte y así regalarte si quiera un poco de paz. 

Quiero de ti lo bueno y lo malo. Lo divertido y lo desesperante. Quiero lo que eres y no lo que le muestras ser al mundo. Quiero tus chistes y tus momentos de seriedad. Quiero el ser integral que conforma a la persona perfectamente imperfecta que eres. A la persona que tengo, a la persona que abrazo, que aprecio, que respeto y que, de momento, no quiero se vaya de mi lado. 

Quiero entonces que sepas que de ti, lo quiero todo. Quiero todo lo que puedas darme. Quiero ser esa persona que funciona como disco duro externo. Quiero ser tu otro yo. Quiero estar para ti ahí, siempre que me necesites –y cuando no también. 

De ti lo quiero todo, porque tu a mi, me tienes atada. 


Victoria B.

lunes, octubre 08, 2012

Reacción elecciones 7Oct.


Aunque en este espacio nunca hablo de política (aún cuando me importa mucho y trato de mantenerme al día), creo que suele ser más un lugar de ver otras cosas, de escapar de la realidad en la que vivo -mi país- y refugiarme en los problemas del simple hecho de existir, problemas que podría tener en cualquier parte del mundo. 

Pues bien, el día de hoy haré una excepción, lo siento pero es así, a los que no les interese o estén hastiados, aunque no me pongo intensa, si hablo de la situación. Así que pueden esperar al próximo post de no querer saber nada.



----------------------



Ayer, 7 de octubre, no sabia que decir. Hoy tampoco lo sé mucho.

Al momento en que Tibi nos dio los resultados, yo quedé en estado de shock, no quería aceptarlo. Pasé al menos lo próximos 5 minutos viendo la pantalla del televisor en mudo con desconcierto. Fue entonces cuando entendí, “Perdimos, Victoria. Estamos jodidos”. Y entré entonces en un estado de crisis, llanto descontrolado, sollozos. Eso se prolongó por una media hora, cuando decidí debía bajar a verle la cara a mi madre. Más bien ella me la vio a mí. Parecía un pez globo avergonzado (por lo hinchada, por lo mojada tenia la cara y por el rojo intenso que combinaba con el color de mi pelo.)

Como mi mamá tenía compañía -una amiga de la familia que por su casa se podía poner peligroso y vino a quedarse en la mía- entendí que debía calmarme. Lo logré. No habían pasado tres minutos de eso cuando Capriles empezó a hablar, y ese hombre me hizo llorar de nuevo.



Si. Así fue como reaccioné a la noticia que todos los venezolanos recibimos ayer. No sentía odio, como muchos de mis amigos. No sentía rencor… solo desesperanza. Lo único que Henrique me dijo que no sintiera.

He de decirles una cosa, el discurso de Henrique Capriles ayer… wow. 

Yo antes de eso creía en él, de verdad que sí. Pensaba que este era el momento, admiro lo fuerte que ha trabajado durante toda su campaña, ese tipo es un héroe. Pero con ese discurso ayer… jamás había escuchado un discurso así. Jamás había sentido me hablaran directamente a mi, como poniéndome la mano al hombro y diciéndome “Todo va a estar bien. Tú no perdiste, YO perdí, y yo no me estoy dando por vencido, yo voy a seguir luchando. Lucha conmigo”. El carajo, sin duda alguna, nos dijo que no se quedaría en paz hasta que nos quitara a este sujeto de encima.


Hay algo que debo decirles, yo hace mucho que estoy diciendo “Si Chávez gana, el venezolano se merece todo lo que le pueda pasar.” Quizá no todos los venezolanos, quizá no tú, que estás leyendo, quizá no tus amigos, quizá no yo, quizá no mi familia. Pero más de la mitad de los venezolanos se merece su vaina. Y, por lo menos yo, el día de hoy, prefiero decir que soy de las venezolanas que se merece la vaina que los demás le echaron al hombro, a decir que soy de las que se va y no asume ningún peso encima.

Yo me había ido a Inglaterra, y aunque mi mama me pidió que me quedare en aquél lado del mundo, me negué. Yo me vuelvo. Y aquí estoy. Yo de aquí no me voy a ir hasta que sienta que hay gente preparada volviendo. Hasta que sienta que extranjeros vienen para quedarse, hasta que sienta que me voy, y no estoy huyendo en manada con toda la fuerza intelectual del país, sino que me estoy yendo como todos a tener una nueva experiencia y probablemente volver. Cuando yo me vaya, será porque sienta que estoy dejando a mi país en buenas manos, en manos de gente inteligente que lo trataran con cuidado y que lo amarán tanto como yo lo hago.

Y yo creo firmemente que eso será posible, en algunos años eso se va a poder. Porque tenemos un líder, tenemos quién nos lleve por esa senda. Yo pongo las manos de mi país en la fuerza del Flaco y en el trabajo de todos nosotros, que votamos por el, para que este régimen en el que vivimos acabe.

Nadie ha dicho que será fácil, no lo ha sido hasta ahora. Y nadie ha dichos será especialmente divertido, porque tampoco lo ha sido hasta ahora. PERO ES POSIBLE, y todo lo bueno requiere de un gran esfuerzo, y si queremos pasar de la desgracia a lo bueno, mas aún, ahí requieres de un esfuerzo sobrehumano para conseguirlo.



Quiero decirles que yo ayer tenía la esperanza a millón. Creía firmemente que ganaríamos. Yo pasé todo el día trabajando en la plataforma de denuncias y la verdad no tenía mucho tiempo de enterarme de nada, de como estaba la cuestión, de como se cocinaba la vaina. Solo sabía acerca de todo lo que no estaba funcionando y de lo que se estaba haciendo para resolverlo.

Salí durante el día cuando me llevaron a votar, entre voté y salí. Pareció un proceso expedito, pareció a los ojos del que ve desde fuera, algo sin mucha relevancia. Yo por mi parte tenía el corazón latiéndome a millón. Entré a mi mesa a votar constitución en mano. Puse mi huella ansiosa, esperando a que me dijeran “Pase”. Cuando eso pasó, el corazón se descontroló y me aferré a mi constitución como si fuera lo único me quedare en este mundo. Presione la cara del flaco por ahí abajo. Lo vi sonriéndome en la pantalla y presioné VOTAR. Salió mi voto, ansiosa por depositarlo solo vi que culminaba en “onski” y feliz lo doblé y lo metí en la urna, pasé a la mesa siguiente, puse mi huella, firmé con el mayor amor y cuidado que he firmado en meses y proseguí a la parte más representativa del voto en Venezuela. La tinta. Quería mojar el chiquito hasta la mitad, pero no pude; primero, porque el tipo estaba pichirre y segundo, porque estaba pichirre porque se estaba acabando. Así que aunque le llevé la contra, no pude sino pintarme la puntita, dibujarme un mini dedal al dedo. No me importó y exploté, era todo sonrisas y lagrimas. Salí de mi mesa y de mi centro de votación. Pasé los próximos cinco minutos viéndome el dedo y sonriendo. La esperanza que sentía en ese momento, señores… no se las puedo narrar. Yo sentía que me iba a explotar el pecho, que no cabía en mi tanta ilusión y tanta alegría.

Eso se prolongó durante todo el día en aquellos momentos en los que tenía tiempo de pensar en lo que realmente estaba pasando (que eran pocos). A finales de la tarde no hacia sino escuchar a los que trabajaban conmigo, felices, (algunos de esperanza y otros por rumores) y de repente empecé a estar más y más segura “Ganamos” me decía.

Eso duró hasta el momento que llegué a casa, todas estaban desanimadas, seguras de que no había sido así, luego leyeron a Nelson Bocaranda y solo hablaban como si ya Tibisay hubiera salido a dar los resultados. Yo, nerviosa y arrecha, me subí y me alejé de las chacharas… y de ahí en adelante, ya conocen la historia. Dieron los resultados y senti se me venía encima el mundo, pues.

A lo que quiero llegar es: esa pasión que yo sentí ayer, estoy segura MUCHOS venezolanos la sintieron. Y creo que la pasión puede mover cualquier cosa. Somos mas de seis millones, más de seis millones que como yo sintieron una gran emoción y que como yo sintieron que el mundo se les venía encima al perder. Si todos nosotros hacemos algo, si no nos vamos, si luchamos…. Señores, podemos sacarnos a este simio de encima. No sé cuándo, pero podremos.



Señores, quiero que sepan algo, el día de ayer, forjamos historia. Y si tú fuiste a votar, si has estado participando previamente en lo que se está cocinando, ustedes fueron parte de ella. 



Buscando esperanza, 
Victoria B.