viernes, septiembre 10, 2010

Crean lo que crean, este no es un post más.

Aqui hay un señor que dice haber trabajado en la Suma original. No salgo de mi asombro. No puedo dejar de verlo. Siento que quiero abrazarlo
Si, es loca mi reaccion. Lose, pero sencillamente es... Asombroso (la situacion). No se como mas reaccionar.

¿Ven esos dos párrafos?  Son dos tweets que publique hoy en horas de la tarde.
A ver, les hecho el cuento, estoy yo en la librería literalmente haciendo nada. Entra un señor, es de esas personas que parecen ir de buen humor siempre y que lo contagian a donde entran. Me calló bien enseguida.
Entró, saludó como cliente de la casa y se fue a ver unos libros en la parte del fondo de la librería, la muchacha que trabaja en la librería y yo seguimos hablando tranquilamente. El se acerca con una torre de libros que se le desbordaban de los brazos, una imagen muy cómica, -y con el buen humor que había traído, no pude evitar soltar una pequeña risa-.  Ninguno de esos tenia precio y venía a preguntar por ellos.
Todos los libros eran obras maestras que habían venido en ediciones baratas de aproximadamente 25bsf -quizás 30 o 40- . Lo más probable es que fueran ediciones tan tan viejas que ya la editorial las puso en rebaja.  A fin de cuentas cuando está con todos esos libros y termina de seleccionar cuales quiere y cuales no dice que los va a poner donde van.
La muchacha que trabaja ahí dice que no es necesario, que ella los coloca. El insiste, agarra la pila de libros que no se llevaría y se dirige a guardarlos. Ella dice “es que él fue librero, sabe lo que es que te dejen luego el desastre” No me tome la molestia de preguntar al respecto, solo dije  “ah…”  y me reí, dejando esa conversación tajantemente cortada para seguir hablando de lo que quiera que estuviésemos hablando antes.
Luego regresa -después de haber colocado todos esos libros- con otros nuevos a preguntar nuevamente el precio. Mientras los están pasando yo estoy sin prestar atención, estoy rayando una hojita que tenía enfrente cual niñita de tres años para matar el tiempo.
En eso escucho “Si, es que como yo trabaje en la Suma original”, levante la mirada, perpleja, me quedé viendolo con cara de completo asombro,debe haber notado mi reacción por lo que me dijo mientras reía “Si, yo inauguré el área de ciencias (o ciencia ficción, no recuerdo que dijo) allá”.

-Cabe acotar que el no tiene idea de que figuraba yo ahi sentada, habría de verme como una empleada más, punto.-
Yo no terminaba de salir de mi asombro, me quedé viéndolo, analizando su aspecto, no tenía aspecto de librero, pero sí de lector empedernido, tenía ese aspecto de hombre soltero que no gana mucho pero que gasta todo lo que le sobre en la mejor inversión para su vida, libros. Si, de eso tenía cara.
A ver, ese señor había conocido a mi abuelito, trabajó con él, probablemente fue su amigo o al menos se ganó su respeto. Ha de haber tenido muchas conversaciones tanto de cotidianidades como de cuestiones literarias con mi abuelo. Quería abrazarlo, no sé porqué, pero quería hacerlo.

A ver, les explico, simplemente cada vez que tengo la oportunidad de conocer a alguien que SÉ que verdaderamente conoció a mi abuelo, es merecedor de mi inmediato respeto.
Es algo raro, lo sé, y no pretendo que lo entiendan, solo les digo que este señor quién ya venía emanando buenas vibraciones, logro ganarse mi respeto… aunque sé que ‘respeto’ no consta de abrazos, pero eso es lo que me provocaba hacer en el momento.

Todo esto es contado con la simple idea de recodar a alguien que quiero. Es porque siempre consigo cosas o personas que logran traerlo a la mente, día a día, siempre estás aquí saludándome, amapuchandome y mostrándome una lengua estriada de la que nunca sabré la razón de su aspecto, siempre se lo atribuí a las chucherías –porque a mí a veces se me empieza a poner así cuando como mucho dulce- pero dudo que ese sea tu caso.
Este post viene porque mereces mucho más que un post, te dedico mis logros y te dedico mis mejores pensamientos porque eres merecedor de eso y de mucho más.


Victoria B.


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