martes, junio 21, 2011

Durante mi época de estudio.

10 mayo.

Llevo unos cuantos días haciendo algo que jamás pensé que llegaría a hacer, y es estudiar como una cerda aún cuándo no tienes una evaluación realmente cercana.

Para ser sincera, creo que estoy en una situación en la que me estoy escudando con los estudios del resto de mi vida, estoy tratando de mantener la mente ocupada todo lo que pueda y lo más que pueda.

¿Por qué? Podrán estar preguntándose ustedes, y la verdad es que no lo sé, últimamente siento cierta insatisfacción con todo lo que me rodea, siento que las cosas no están como deberían… lo triste acá, es que no tengo a alguien lo suficientemente cercano aquí como para decir “Siento que todo es una mierda” y recibir un abrazo… Eso es lo que quiero, un simple y puto (buen) abrazo, porque las cochinadas de abrazos que dan en este lado del mundo no cuentan, esta gente no sabe abrazar… en fin, la cosa es que tengo mi mente congestionada, todos los semáforos cambian al mismo tiempo, están todos en rojo constante, no pasa nada, nadie se mueve y no hay ninguna novedad, seguidamente va directo al verde, y todo pasa al mismo tiempo: colisión, estrés, congestión y muchos daños colaterales.

Por otro lado, ya han de saber cómo soy yo, y siguiendo el hilo del blog… de mis pensamientos, llegamos al punto en que explico que NO quiero pensar en lo absoluto con nada referente a mi estado sentimental, ese lado de mi vida es un foso oscuro al que prefiero no acceder… lo único que si sabemos todos, es que ese foso es un INMENSO desastre con ínfulas de luminoso y ordenado, es decir, de perfección #NOT.

De cuando en vez este temita me viene a la mente, y pensando en que no quiero pensarlo, igual lo pienso. Termino analizando toda mi situación sentimental, que qué será de esto, que por qué pasó eso, que yo me busqué aquello, que si se puede ser tan coño de madre, que por qué se pone heavy, que qué pasará con esto, etc, etc, etc. y entonces recuerdo nuevamente que no quiero pensar en nada y que es mejor que saque alguna guía o mi libro y meta mi cabeza en letras ajenas.

Dicho esto he de admitir que me siento abstraída del mundo, que está funcionando en cierto modo, PERO, (siempre hay un jodido pero) me estoy agotando mentalmente. Llega un momento del día en el que no puedo más, en el que mi cerebro ya no funciona, me pide un descanso, ruega por vagancia y procrastinación, insiste en que deje los cuadernos, suelte el lápiz y el diccionario, exige lo que cualquier cerebro normal exigiría, y algo a lo que él está totalmente malacostumbrado, a tener suficientes horas al día que no requieran de esfuerzo alguno, sino más un debido rato de goce.



Victoria B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario