domingo, junio 19, 2011

Diálogo.


-Tenemos que hablar.
-Estamos hablando.
-No, tenemos que hablar de eso…
-Ah, ¿De eso? ¿Para qué? Fue hace mucho…
-Aún así, siento que tenemos que hablarlo.
-Bueno, ya esto lo hemos hablado muchas veces, solo que tu no lo sabes. Yo he tenido esta conversación contigo en mi mente centenares de veces… Pero está bien, hablemos.
-Comienza tú.
-No tengo nada que decir, ya te lo he dicho todo.
-No me lo has dicho a mí, te lo has dicho a ti misma imaginando que hablabas conmigo.
-Cierto… Aún así, no creo que decir algo de eso ahora vaya a cambiar algo.
-Puede que no… Pero ¿Quién sabe?
-¡Yo lo sé!
-Bueno, es que he estado pensando… y no entiendo porqué pasó lo que pasó.
-Bueno, pues pasó lo que pasó porque los dos queríamos. Porque el momento se dio… Creo que debimos haber hablado de esto muchas veces en el pasado.
-Los dos queríamos… si, es cierto. ¿Pero no queríamos los dos que eso siguiera?
-¿Tú querías?
-No me hubiera importado…
-¡Pues haber hecho algo en el momento! Ahora ya es demasiado tarde.
-¿Tú crees? Nunca es demasiado tarde.
-Eso es mentira, ahora sí lo es. Ahora ya nada pasará, yo no estoy dispuesta a que esto funcione a larga distancia. Lo siento, pero no me da la gana.
-La verdad es que esas cosas nunca funcionan.
-No.
-Todo debió haber pasado en ese momento… o luego, cuando de nuevo nos teníamos de frente.
-Pues sí, pero esto es lo que pasa cuando juntas a dos caídos de la mata.
-¿Qué me has dicho cada vez que has hablado conmigo?
-Ya no tiene sentido decirlo.
-Claro que tiene.
-Siempre te he preguntado si todo fue solo una cuestión del momento y del alcohol… o sí era tu consciente… lo mío era más que conscientemente.
-¿Y por qué nunca hiciste nada antes de eso?
-Por dos razones: Primero, me prometí a mi misma hace mucho tiempo que jamás volvería a perseguir a un hombre, si él quiere algo, que venga, sino, mala leche. Y segundo, porque en ese entonces no se suponía que yo pudiera hacer nada, no estaba permitido.
-¿A qué te refieres?
-Me refiero a que por ese entonces yo estaba ‘saliendo’ con alguien. Solo que tres días antes de que lo nuestro se diera nos dimos un tiempo. No se suponía que me gustases…
-Aún así lo hacías.
-¿Te has visto en un espejo? Fue atracción a primera vista. Y luego te conocí mejor, y pues tu personalidad mola.
-¿Supo alguna vez tu novio de mi?
-¡No le llames novio! Diosmio, que fuerte la palabra. Y pues no, nunca le dije nada, no hizo falta. El con su intensidad, yo con mi repelencia, eso no podía funcionar.
-¿Y entonces por qué estabas con él?
-¡¿Aquí estamos hablando de nosotros o de mí?! … Perdon... Bueno, A decir verdad, no lo sé… me he preguntado lo mismo muchísimas veces.
-Quizás no es demasiado tarde.
-Sí que lo es. A saber María cuando volveré yo por aquellos lares. No nos veremos en mucho. Y estas cosas así no funcionan. He comprobado que ni las amistades a distancia funcionan debidamente.
-¿Entonces tampoco podemos ser amigos?
-¿Quién dijo?
-Tú.
-No, yo no dije eso…
-¿Entonces seguiremos hablando?
-Eso espero… Supongo que algún día nos volveremos a ver.
-Seguro que sí.
-¿Tú ves? Nuevamente te estoy diciendo todo en una de mis conversaciones mentales. Y tú no sabes nada, otra vez.
-Siempre pasa.
-Adiós.
-Hablamos pronto.
-¡No me jodas!
Victoria B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario