martes, junio 21, 2011

Cuando los niños son tiernos, ¡son tiernos!

Estoy sentada viendo televisión, Bob Esponja para ser precisos, y ella está sentada a mi lado, poco a poco se va acostando, deslizando. Y de pronto tengo la cabeza de esa criaturita apoyada en mi brazo. Así, con todo el cariño y toda la ternura del mundo. Subía la cabeza de cuando en vez para verme y para ver mis reacciones al programa (solía estarme riendo aún cuando ya me sé todos los episodios de Bob Esponja en ambos idiomas).
Recuerdo que hace un mes más o menos, la niña no se callaba, pegaba gritos todo el rato. Yo quería matarla, asesinarla, acabar con su vida sin piedad alguna. Pero luego me viene con cosas así. Y se porta con toda esa ternura.
A mí no me gustan esas cosas, no te me acerques tanto y mucho menos te me recuestes encima, no me gusta, se lo he permitido a algunos amigos en algunas ocasiones, pero nunca los dejo por mucho tiempo. Pero con esta niña, a pesar de que al principio me quedé helada, me tomó desprevenida, sentía el cariño y la confianza que me tiene. Y yo que me voy en nueve días, y yo que ya me siento también parte de esta familia.
No puedo creer lo tierna que fue. No puedo creer que me esté acostumbrando a esta niña cuando ya estoy por irme.

Victoria B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario