miércoles, enero 04, 2012

Cavilaciones nonsense.


Esto es algo que he escrito hace no mucho, el 25 de diciembre pasado (2011, sí) Y pues hoy me he decidido a lanzarlo al agua. 

Si algo me ha enseñado la vida es que no puedes limitarte a ti mismo. Que no puedes cerrarte a nuevas oportunidades y nuevos prospectos. Me ha enseñado que las mejores cosas las encuentras en los lugares menos esperados y que las que más ilusión te hacen y de las que más esperanzas tienes, suelen traicionarte y no resultar ser tan agradables como esperabas que fueran.

Ese comentario va, sobretodo, dirigido a las relaciones humanas, a cuando vamos por la vida y creemos haber encontrado al ‘hombre ideal’, que termina siendo nada más alejado que eso.  Y luego, donde crees no existe ninguna posibilidad de si quiera considerarle un prospecto, terminamos consiguiendo a aquella persona que poco a poco se fue metiendo en nuestra vida, en nuestra mente… en nuestros corazones.

Hace un año exactamente, entre todas las tragedias que invadieron esta época que nadie espera sea sino alegría y ya a mí me traía nostálgica por estar lejos de casa, la vida empezó a demostrarme que las mejores cosas pueden venir en los empaques menos comunes. Esta próxima semana habría sido una de las cosas más bizarras en años. Hay días que tengo completamente en blanco. Hay cosas que recuerdo y que hubiera preferido olvidar, hay momentos y personas que grabe en mi mente y sé que se quedaran tatuadas ahí por siempre.

Pero ya basta de recuerdos de hace un año, tengo que dejar de vivir en el jodido pasado. Tengo que dejar de vivir de mis jodidos recuerdos. Tengo que ver el ahora. Y todo esto comenzó, porque últimamente me he dejado a mí misma creer que en ese empaque raro, empalagoso y consistente, conseguiría algo más. Con todo esto me he conseguido con una persona sola, patética y, bueno.. pues sí, todavía empalagosa. Me encuentro a mí misma, dándole oportunidad a lo que más alejado podría estar de cualquier cosa que a mí me pueda gustar.

También me encuentro involucrándome y dejando entrar en mí vida a personas que jamás pensé me fueran agradar de verdad. Me veo abriéndome con nuevas amistades, me veo siendo yo misma sin dejarme cohibir en lo más mínimo… porque apenas les estoy conociendo, porque empezar de cero te da la oportunidad de ser tú, porque no hay estereotipos previos de tu persona que rijan su imagen de ti.

Y entonces me reencuentro con viejas amistades. Con gente que recuerda a una Victoria que respeta a los demás, que no te dice todo lo que piensa para no herirte, que se traga sus sentimientos y las demostraciones de los mismos (sigo tragándome lo primero, mas no lo segundo), recuerdan a una Victoria que daba abrazos, que se tragaba su ego para no parecer arrogante, etcetcetc. Y confieso es un asco cuando me encuentro con esos amigos, ven a la nueva yo y me preguntan con cara de decepción y tristeza “¿Qué te paso?”

A ver, señores, yo creo que estoy feliz con quien soy hoy, y hasta los momentos, no pretendo hacer nada para cambiarlo. Hoy soy quien por mucho tiempo evite ser para no caer mal; hoy me importa poco como le caiga a las demás personas, soy yo y punto, a quien el agrade, sea bien venido, a quien no… lo siento, dese la media vuelta y enfile retirada.

Justamente por ser ‘yo misma’ es que a veces me pregunto por qué estoy tratando de darle un chance a alguien que es tan jodidamente diferente a mí. ¿Por qué? Vamos, confieso he sido clara, le he hablado feo, hasta he tratado en alguna oportunidad de que se aleje y me deje en paz… pero sigue ahí, al pie del cañón, aguantando los golpes. Y entonces no sé si el carajito es masoquista o es que de verdad quiere intentarlo… El problema, es tengo un problema con cualquier caso: O sé de antemano que tiene problemas mentales, o tiene problemas mentales y de paso me da miedo. ¿Miedo por qué? Porque no creo estar en un momento de mi vida para tener algún infortunio amoroso. No creo estar lista si quiera para dar un paso y dejar mis emociones ir más allá con alguien nuevo… Joder, que ya sabemos todos que yo me empepo, que me engancho con el muchacho y aunque no me enamore, llego a involucrarme lo suficiente como para volverle punto de comparación con los próximos pretendientes… y no quiero seguir llevándome más fiascos con gente nueva. Creo que ya está bueno de darme golpes contra la pared, joder.


PD.: Ahora que lo estoy leyendo de nuevo, creo que hay una media parte del post que poco tiene que ver, y luego comparas el inicio con el final y no tiene mucha coherencia. Si, señores, lo sé. Lo siento, pero no me pidan coherencia cuando ni yo misma entiendo muy bien de qué es lo que voy. 

Victoria B.

1 comentario:

  1. Una parte de mi persona, se ha identificado con esto.
    Definitivamente hay un punto en la vida donde se decide dejar atrás todo (o casi todo), para volver a empezar...
    Diciendo sí a lo que por costumbre, decimos no.

    Para bien o para mal, vale la pena tomar el riesgo. Y como tú lo has dicho: jamás limitarnos.

    Saludos, Ariana.

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