Pues resulta que es julio ¡casi agosto ya, coño! Pero aún julio, sí. Y pues resulta que tengo julio atragantado, me cansó, no me cae. Julio es de esos meses pesados, que joden como ninguno. También resulta que todo empezó en junio. Yo estaba allá, y era fácil vivir en un sueño, bastaba con quedarme mirando fuera de la ventana para así huir a mis propios pensamientos, pero ya me toco enfrentarlos, tuve eternas horas en el avión para enfrentarme a los mismos.
Son mis demonios que me persiguen. Mis dudas, mis temores, mi incertidumbre, mis ganas de volar, mis ganas de empezar de cero, o quizás las de adelantar mi vida, es posible que sean las ganas de aprovechar el ahora, la desesperación de sentir que perdí y sigo perdiendo mi tiempo, que los años pasan y mi Curriculum Vitae da más vergüenza que mis tortillas de papas. Y es que el país no ayuda, ¡carajo! Como me lo complica todo, querer hacer un curso aquí es irse de paseo por toda la ciudad hasta no conseguir nada, exceptuando aquel que costaba una millonada. Esta es, además, una ciudad donde para tratar de ser un ciudadano consciente y reciclar, hay que joderse como nadie. Solo hay un punto de recolección decente y cuidado en toda la capital y fue inaugurado hace no mucho más de una semana.
Estoy cansada de julio, estoy cansada de esperar. De esperar en colas, esperar por papeles, de esperar por citas a lugares a los que no quiero ir, y otro a los que sí, cansada de esperar a que pasen las horas y harta de esperar por él. Dicen que la paciencia recompensa ¿no? (don’t really know who says that, but it sounds good to me, I’ll keep that phrase) Me fascinaria saber cuánto tarda en recompensar, la muy puta. Porque me tiene como cansadita, ya.
Ha sido un Julio de encontrarme con algunas personas y de extrañar a algunas otras, un julio de retomar la rutina y de bajar de peso, de ver a la familia, amigos, no tan amigos y demás. Un julio observando de nuevo la vida caraqueña, de escuchar tanto piques por las noches en la autopista como balas siendo descargadas seguramente acabando con la vida de algún inocente (o quizás son tanto). Un julio de retomar mi relación con Copérnico, de tener responsabilidades familiares, de volver a avisar mis movimientos, de voltear a ver sobre mi hombro (lo más común es por el retrovisor) a asegurarme de que nadie me sigue, un julio con un presidente enfermo según los medios y más sano que el coño según yo. Un julio de mentiras, verdades, esperas, asquerosos abrazos, esperados abrazos, palabras falsas, sonrisas reconfortantes, bienvenidas -tanto mías como ajenas-, de resultados ansiados… Un julio de acostarse cuando los pájaros cantan y despertar para el almuerzo, de dormir en casa de mi mejor amiga y echarnos todos los cuentos de nuestras experiencias… un julio de regreso a la rutina.
Pues resulta que julio ha sido un poco lo mismo a mis pasadas vacaciones, variantes siempre hay, claro, pero el común denominador es el mismo. Pero yo, yo no puedo volver a pasar tanto tiempo sin tener algo que hacer, yo ya no estoy acostumbrada a la anarquía venezolana, yo me malcrié en la tierra natal de muchos de mis ídolos. Hoy estoy en el mismo lugar donde estaba parada el año pasado, sin haber aportado mucho mas a mi CV, pero hoy soy alguien totalmente diferente, o así me siento, aún cuando muchas cosas permanezcan igual, y aun cuando haya gente que me vea idéntica, yo, como persona, siento que soy alguien diferente, no sé si cambié para mejor, pero si sé que estoy feliz con la Victoria que surgió. Con la diferente muchacha que encuentro hoy 29 de julio, a la que había hace un año, recibiendo su titulo, tomándose fotos en pantuflas con los tacones en la mano, lanzando el birrete a los aires, dejando ir con el todos esos cinco años de estudios en un colegio al que aún hoy, adoro (ya veremos cómo cambia eso en los próximos cinco años de carrera). Si, siento que he cambiado.
Este último comentario de que he cambiado y bla bla bla me recordó de alguna manera bizarra a esta canción:
¡He de decir que me parece una de las cosas mas grandiosas del mundo!
A ver, les explico, estuve buscándola por allá, por aproximadamente el último mes y medio -que fue cuando me enteré de su existencia- Resulta que en amazon estaba agotada por el momento, y en todas las tiendas a dónde iba, me mandaban a Forbidden Planet.
He de acotar que Forbidden Planet es la tienda de ciencia ficción más grande a la que he entrado en mi vida. Tiene esa particularidad, no vende más nada que artículos para geeks adictos a sci fi, which is quite amazing. Por ello fui para allá, también me encontré con que estaba agotada, "llegará en las próximas tres semanas" me dijeron. Dos semanas luego, "en un par de semanas llegará"- Resulta que me quedaba UN día. Así que sí, me quedé sin mi tasa de TARDIS, lo cual... ¡es frustrante!
Pero ir a ese lugar es increíble, un pasillo completo de Doctor Who, con CIENTOS de cosas que Necesitaba quería. La tienda es conocida por ser una de las tiendas con mayor mercancía de Doctor Who en el mercado, amémoslos.
Nota: Ya ven, el reino no es perfecto, allá también le fallan a uno.
Llevo ya poco más de una semana que regresé a mi ciudad natal. Una semana de volver a la anarquía, no había escrito nada, pues primero fueron días de acoso por parte de mis amigos, y luego decidí darme un tiempo solo para mí y para disfrutar como me gustase.
He de adelantar que muchos leerán lo próximo y quizás piensen que soy una arrogante, que ¿Quién carajo me creo? Que siempre la gente cambia demasiado cuando se va a otro país y luego regresa. Es muy posible que tengan razón, pero también he de decirles que me importa poco.
El caso es que fue una especie de shock, llegué el jueves 30 de Junio. Venía en el avión, -voy en la ventanilla- y como siempre, uno se asoma a ver la belleza que le espera al aterrizar. ¿Qué se ve cuando vienes llegando a Maiquetía? RANCHOS. Genial, una vista de puta madre. Al bajar vas caminando por el gusano que tiene huecos en el piso bajo la alfombra que caminas, sientes como los hoyos amenazan tu vida y tu solo quieres sobrevivir hasta el final, donde la cara del hijueputa de Chávez te está esperando con el puño en alto y la mejor publicidad del mundo para hacerte creer que todo mejoró mientras estabas fuera. Ó bien, que llegas a lo mejor de lo mejor, al país que le hace competencia a los primermundistas Europeos.
Llegas a la cola de inmigración, grandes colas que avanzan lentamente, sin mucha señalización, habían carteles para nacionales y carteles para extranjeros, al final todos íbamos por la mismísima puta cola. Tú, en tu cola, con los papeles que te dieron a medio vuelo donde tienes que llenar toda la información posible, tu tipo de sangre y cuantas pantaletas llevas en la maleta. Menos mal no me jodieron, aún cuando venía con tres enormes maletas, una “de mano”, mi morral y un enorme paraguas. La cuestión es que ya que amo el color rojo, fui inteligente y dos de mis maletas, de hecho son rojas. Así que los del Seniat no me jodieron al salir. He de decir que sí, es patético tener que hacer eso para no ser parado, pero no sólo las compré con esa intención, como ya dije, es para alimentar mi gusto por el color que tomó el simio. (Color que yo no le pretendo regalar, a mi que no me jodan)
Cuando salgo después de pasar mis maletas por el escáner, no veo a mi familia, y uno de los que arrastran maletas insistió en ayudarme a llevarlas, sin dejarme escapatoria alguna. Sin embargo, mi mamá ya me había dicho que ella no iba a arrastrar nada, que le pediríamos a alguien que las llevara en carrito hasta el carro. No habían llegado a buscarme, pero el tipo era de esos que no le importa nada, me proponía prestarme su teléfono y demás. Terminé llamando desde el centro de comunicaciones, con mi capital de bsf. 5, en una cabina que olía a mono corrio’.
Después de llamar me enteré que apenas estaban llegando, así que salí a avisarle a quién me controlaba, pues tenía absoluta potestad sobre mis maletas, que tendríamos que esperar otro poquito. El señor sin problema alguno se dispuso a esperar conmigo, buscándome conversa, recordándome el propio acento venezolano. Cuando íbamos con las maletas al carro, el hombre que estaba subiendo las maletas al carro fue ayudado por un oportunista, el otro llegó, montó una de las maletas en la parte trasera del carro y luego esperaba una recompensa por ello. Yo creo que hubiera caído, yo se la hubiera dado, al igual que mi tía, pero mi madre se rehusaba a ello, y teníamos un negro pegado a la ventana, dando golpecitos, esperando por su recompensa.
Ahí emprendimos nuestro camino de regreso a casa, y del Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar a mi casa en el municipio Baruta, fueron dos horas. Dos horas de cola, simplemente porque era “hora pico”, por falta de vías, por carros infractores, porque así es como funciona Caracas, y todos lo sabemos. Había carros accidentados en el canal del medio, carros viejos que nadie sabe cómo resisten tanto trote, carritos echando el humo parejo, trabajadores a los lados de la vía (afortunadamente eso era bajando a La guaira y no subiendo a Caracas), había de todo. Y yo recordándome que sí, dejaste el primer mundo, eso ya está atrás: acostúmbrate.
¿Por qué? ¿Por qué me tengo que acostumbrar y aceptar la anarquía? No me parece señores, ¡no me parece!
El día siguiente al tomar al carro fue de nuevo la misma cosa, motorros tocando cornetica para pasarme de lado, para joder un poco. Yo mentando madres, dentro del carro, sin ser oída por los macacos, pero si por mis acompañantes que insistían Aquí no puedes hacer eso, Victoria. Aquí no les puedes llamar Tukkis, o negros de mierda ni nada, si te escuchan: te pegan un tiro.” Y yo, “¡ME IMPORTA UN COÑO, QUE ME MATEN!”.
No entiendo, no entiendo nada. Puede que el país sea el mismo de cuando me fui, pero estaba acostumbrada, estaba igual que esa gente, que todo me parecía normal, que así era y uno debía dejarse subyugar por la anarquía, por la delincuencia, por la falta de moral y valores, por toda la puta cochinada que tiene este país. Pero luego conozco como deben ser las cosas, veo que no es tan difícil, que la gente es cívica porque les enseñan a serlo (y si no lo son pagan multas del carajo), simplemente creo que no es tan difícil. No digo que aquello sea el paraíso y que no pasa nada malo, ni que no haya gente imbécil con poco cerebro. ¡Pero las cuestiones básicas funcionan! Y allá no sales cada día a arriesgar tu vida, allá vas por la vida feliz y tranquilo… queseyo. Me tocará “adaptarme al medio” (insisto en que me jode la puta verborrea científica), pues si no lo hago, en este país, estoy jodida.
En una época de mí vida fui una de esas niñas nichitas a las que les gustaba el reguetton, si, lo confieso. Lo fui. Fue un período como desde de 6to grado (2004) hasta mediados de 8vo (2007) -sí, mucho tiempo y hasta grandecita ya-
Después de pasar por mí época de nicheidad extrema (con la que extrañamente casi todos mis amigos concordaban), llegué a ese punto en el que me empezaron a gustar solo las baladitas en inglés (en plan James Blunt, Daniel Powder, entre otros) y no mucho más tarde empecé a escuchar un poco de rock.
A finales de 8vo, estaba en mi búsqueda de música de los 40’s, 50’s y 60’s. Quería encontrar esa canción de los sesentaymuchos de Frankie Valli, una que todos conocemos: Can’t take my eyes of you. Así que empecé a buscar en LimeWire –de cuando eso todavía funcionaba- y encontré muchas versiones de variopintos artistas, una de las versiones era de un tal grupo llamado “Muse” no sé qué diantres me hizo pensar que quizás ellos fueran el intérprete original (Ya, no se me ocurrió googlearlo, ¿Que quieren que les diga? A veces no me da la cabeza).
Fue entonces mi primer encuentro con esa banda. Escuché la canción y obviamente no era la versión que quería, aunque aún así me gustaba el sonido. Esto me llevó a buscar un poco más de ellos, terminé encontrándome con “Falling in Love with You” del álbum Absolution. Esto no llevo a mucho más, ahí se quedaron, esas dos asombrosas canciones, abandonadas en la memoria de mi computador. Poco después, para mediados de 9no, llevamos la computadora a arreglar y toda la información se había perdido. Así que tendría que empezar de cero con absolutamente todo, y eso incluía por supuesto, mi música.
Aquí creo que es importante resaltar que desde siempre -desde que bajo música en la computadora-, he mantenido listas de todas las canciones que quiero bajar, de artistas que ya tengo y quiero escuchar un poco más, de alguna letra de alguna canción que escuché desconociendo su nombre o interprete y que anoto para buscar en google y encontrar de quién se trataba, etc. Sí, estas listas suelen quedarse ahí, siempre he dejando para “después” la tediosa tarea de ponerme a buscar uno a uno cada uno de todos esos nombres, canciones y estrofas que tengo anotadas en diversos trozos de papel y en documentos en la computadora. Por lo tanto, las listas se marchitan, se quedan ahí, solo para recibir más y más notas.
Por lo tanto tenía todas estas listas intactas para cuando la computadora regresó (las que estaban en papel, obviamente), tenía mucha información para empezar de nuevo con mi repertorio musical (además de las canciones y bandas que tenía grabadas en la memoria).
En una de estas listas, figuraba la tal nombrada banda “Muse”. So, why not? Lets give it a try. Descargué algunas otras canciones, siendo un éxito total a mis oídos. Durante esa época de mí vida, lo que más necesitaba era distraerme, así que la música era algo que jugaba un rol un tanto importante para mí. Recuerdo que para principios de 4to año (2008), I was already keen on Muse. Eran parte de mi pasión y de mí día a día. Y hoy en día siguen siendo sino la favorita, una de mis bandas favoritas (and very close to the top). De hecho, la última cosa que me convenció de venirme este año a Inglaterra fue que, pues Chris vivía en Irlanda, (Matt en Italia y Dom en dónde le dieran ganas al momento) y los gigs en este país eran muy muy frecuentes. Lo cual incrementaba mis posibilidades de verlos en vivo (cosa que no ha pasado, desde que Matthew vive en The States y pasan más tiempo allá y de giras que por estos lares).
A decir verdad, me he desviado totalmente del tema que estaba esperando tratar en este post. Iba a hablar de estilos de música, iba a hablar de que no entiendo cómo me llevo bien con amigos que escuchan tanta mierda, hay algunos no escuchan música en lo absoluto (adefesios de la vida); otros escuchan baladitas quesi Maná, Ricardo Arjona. David Bisbal y demás tipos raros; algunos otros se van directo a lo niche de la vida y gustan del Reguetton, e incluso se gozan a Shakira en plan de Loba; otros se quedan con esas baladitas en inglés que incluso yo disfruto de vez en cuando; una vasta mayoría escucha esa música comercial, (no me refiero a los amigos invisibles y su penúltimo álbum -ja ja, chiste MALO-), cosas en plan electrónica, Lady Gaga como cantante favorita, David Guetta y pues no disfrutan de ninguna canción más que de esa que está ON en el momento; y hay algunos otros, que representan una minoría absoluta, que saben escuchar música, que son capaces de escuchar un poco de todo y no criticarlo todo, irse a los orígenes de las melodías, escuchar clásicos -casi ninguno, ahí estoy casi sola entre mis amistades-, baladas y `jazzes’ de mediados del siglo XX, (quesi Nat King Cole, Frank Sinatra, Dusty Springfield, John Coltrane, Billie Holiday, Edith Piaf, Charles Aznavour, and so on, and so on), además de poder escuchar rock, indie, alternarive rock, punk, hasta pop o easy listening, (a parte de algunos de los ya nombrados anteriormente por aquellos otros gustos), es decir, de todo un poco y esos pocos que son capaces de juzgar cada grupo o cantante individualmente, de escuchar cada ritmo, cada melodía y cada instrumento de la canción individualmente, oh, eso sí que es genialoso, poder hablar con alguien que entiende lo que tu entiendes –sí, aquí solo habló de música. Aunque en cualquier ámbito eso es bonito, no me es tan difícil encontrar semejantes en otros temas-.
Yo tengo este problema, ¿Saben? A veces creo que estoy mal, que estoy yendo por el camino equivocado. Pero luego hay muchas más veces que creo que no, que yo estoy bien y simplemente no entiendo porqué diantres los demás no pueden entender que es así, si es tan simple. Sí, eso es un gran problema. Aunque, sí, acepto sus puntos de vista y sus gustos, pero creo que están mal en la vida. Desde luego, hay algunas pocas veces que no sé si estoy bien o mal, estos casos son casi excepcionales, pero existen.
Lo que digo con esto, es que en el tema de la música, es una de esas excepciones. Pasa que yo sé lo que me gusta, sé lo que apoyo y es que simplemente me suena… asombroso. Pero no entiendo que está mal con mis amigos que no pueden escuchar dichas canciones, que no pueden apreciar su belleza. No entiendo cómo es que a veces me piden que pase una canción de los Arctic Monkeys, Foals, The Strokes, Kings of Leon, etc etc, Incluso hasta que no estuvieron de “moda” me pedían que pasara la Vida Boheme y Viniloversus (supongo que algunos aún lo harán ahora cuando vuelva). ¿QUÉ PASA CON MI AMIGOS, ESTÁN SORDOS? ¡¿Es que acaso no se les puede enseñar a escuchar algo que no deteriore el cerebro?!
Lo siento, aquí yo tengo que ser la que está bien, perdón, pero es que me parece inconcebible que esos seres de capacidad mental desarrollada (en teoría, no sé muy bien en la práctica) no sean capaces de escuchar una canción de alguna de las anteriores mencionadas y decir “que buen coro” “que arrecho el bajo de esa canción” “¡¿estás escuchando ese falsetto?!” etc etc. Lo siento, pero no lo puedo entender.
Y no me piensen “Es que no hay quien está bien y quien está mal, son diferentes gustos y todos tienen puntos a su favor” A MI QUE NO ME JODAN, hay cosas que llaman `música’ que no es “música” ni aquí, ni allá, ni en la puta China.
P.S.: Ya sé que hay demasiados ámbitos del tema que no he tocado, y ni se diga la cantidad de estilos musicales y bandas que tuve que obviar para tratar de ir un poco más al kid de la cuestión. Lo siento, mala mía ahí. Están invitados a agregarlo ustedes mismos.
Esta semana, uno de los teloneros de Kings Of Leon (ya les echaré el cuento completo del concierto como se debe), era esta banda llamada “Zac Brown Band”, tocan country music y me parecieron geniales, tienen un violinista que toca de puta madre. Me quedé encantada… Por eso quería compartir una de sus canciones con ustedes (además tienen un show en vivo que cautiva al más caído de la mata)
Disculpen que el video esta lleno de cabezas, manos, cigarros, cervezas, gritos y conversaciones; pero fue lo mejor que conseguí de un toque en vivo. Ademas, haganse a la idea de que estaban ahí, jajaja, #siclaro.
Llevo unos cuantos días haciendo algo que jamás pensé que llegaría a hacer, y es estudiar como una cerda aún cuándo no tienes una evaluación realmente cercana.
Para ser sincera, creo que estoy en una situación en la que me estoy escudando con los estudios del resto de mi vida, estoy tratando de mantener la mente ocupada todo lo que pueda y lo más que pueda.
¿Por qué? Podrán estar preguntándose ustedes, y la verdad es que no lo sé, últimamente siento cierta insatisfacción con todo lo que me rodea, siento que las cosas no están como deberían… lo triste acá, es que no tengo a alguien lo suficientemente cercano aquí como para decir “Siento que todo es una mierda” y recibir un abrazo… Eso es lo que quiero, un simple y puto (buen) abrazo, porque las cochinadas de abrazos que dan en este lado del mundo no cuentan, esta gente no sabe abrazar… en fin, la cosa es que tengo mi mente congestionada, todos los semáforos cambian al mismo tiempo, están todos en rojo constante, no pasa nada, nadie se mueve y no hay ninguna novedad, seguidamente va directo al verde, y todo pasa al mismo tiempo: colisión, estrés, congestión y muchos daños colaterales.
Por otro lado, ya han de saber cómo soy yo, y siguiendo el hilo del blog… de mis pensamientos, llegamos al punto en que explico que NO quiero pensar en lo absoluto con nada referente a mi estado sentimental, ese lado de mi vida es un foso oscuro al que prefiero no acceder… lo único que si sabemos todos, es que ese foso es un INMENSO desastre con ínfulas de luminoso y ordenado, es decir, de perfección #NOT.
De cuando en vez este temita me viene a la mente, y pensando en que no quiero pensarlo, igual lo pienso. Termino analizando toda mi situación sentimental, que qué será de esto, que por qué pasó eso, que yo me busqué aquello, que si se puede ser tan coño de madre, que por qué se pone heavy, que qué pasará con esto, etc, etc, etc. y entonces recuerdo nuevamente que no quiero pensar en nada y que es mejor que saque alguna guía o mi libro y meta mi cabeza en letras ajenas.
Dicho esto he de admitir que me siento abstraída del mundo, que está funcionando en cierto modo, PERO, (siempre hay un jodido pero) me estoy agotando mentalmente. Llega un momento del día en el que no puedo más, en el que mi cerebro ya no funciona, me pide un descanso, ruega por vagancia y procrastinación, insiste en que deje los cuadernos, suelte el lápiz y el diccionario, exige lo que cualquier cerebro normal exigiría, y algo a lo que él está totalmente malacostumbrado, a tener suficientes horas al día que no requieran de esfuerzo alguno, sino más un debido rato de goce.
Estoy sentada viendo televisión, Bob Esponja para ser precisos, y ella está sentada a mi lado, poco a poco se va acostando, deslizando. Y de pronto tengo la cabeza de esa criaturita apoyada en mi brazo. Así, con todo el cariño y toda la ternura del mundo. Subía la cabeza de cuando en vez para verme y para ver mis reacciones al programa (solía estarme riendo aún cuando ya me sé todos los episodios de Bob Esponja en ambos idiomas).
Recuerdo que hace un mes más o menos, la niña no se callaba, pegaba gritos todo el rato. Yo quería matarla, asesinarla, acabar con su vida sin piedad alguna. Pero luego me viene con cosas así. Y se porta con toda esa ternura.
A mí no me gustan esas cosas, no te me acerques tanto y mucho menos te me recuestes encima, no me gusta, se lo he permitido a algunos amigos en algunas ocasiones, pero nunca los dejo por mucho tiempo. Pero con esta niña, a pesar de que al principio me quedé helada, me tomó desprevenida, sentía el cariño y la confianza que me tiene. Y yo que me voy en nueve días, y yo que ya me siento también parte de esta familia.
No puedo creer lo tierna que fue. No puedo creer que me esté acostumbrando a esta niña cuando ya estoy por irme.