jueves, septiembre 22, 2011

Somos lo que recordamos.

Si nos ponemos a pensar bien, nuestra vida está formada por momentos claves que guardamos en nuestra memoria. Somos lo que recordamos, creemos en diferentes cosas y todo por experiencias de la vida. A medida que crecemos los momentos que son importantes para nosotros van cambiando de contexto.

Recordamos esos viajes de chicos. Esa canción que sonaba en el carro mientras viajábamos por carretera. Aquella posadita donde nos quedábamos con la familia. Algún chiste en particular que hicieron “los grandes”. Las travesuras que hacías con los de tu edad en la familia. Las pequeñas peleas, las sorpresas, las sonrisas. Recordamos a nuestros amigos de la primaria, la sencillez de nuestras vidas, algunos profesores y las actividades extracurriculares. Nuestra curiosidad por aquello que se nos escondía y más travesuras.

Vamos creciendo y almacenamos la primera vez que salimos sin supervisión, la primera idea de amor, las amistades cada vez más fuertes, recordamos momentos con amigos de toda la vida. Nos sentimos grandes, nos gusta creer que somos más que unos pequeños piojos en la vida. Recordamos peleas con los padres, malcriadeces nuestras. Hoy vemos lo alborotadas que estaban nuestras hormonas.

Graduaciones. Nuevos amores. Estudios universitarios y de nuevo profesores que valen oro. Viajes con tus amigos, noches de desvelo estudiando. Siempre recordaras esa materia que se te hizo imposible y te dio la guerra, así como recordaras el momento en el que por fin lograste pasarla. De nuevo el orgullo de ser graduando. Nuevamente habrá relaciones que se marchitan y otras que florecen. La vida laboral empieza para nunca acabar. La emoción del primer trabajo y los primeros colegas. Otros trabajos vienen y nuevos colegas se añaden a tus amistades del facebook. Viajas finalmente con tu propio dinero, fotos y videos quedan para la posteridad. Matrimonios de tus amigos, eres dama de honor/padrino en la boda de alguien que adoras. Ves como sus años pasaron, y los tuyos pasaron a su lado. Miras atrás y te encuentras con otro montón de cosas que sabes nunca olvidaras. Tu propio matrimonio llegó, el día que todos proclamas como el más memorable de tu vida. Quizás no sea así. Pueden venir hijos, muchos o pocos. Puede venir un divorcio, en el peor de los casos. Tu vida va viento en popa. Primeros pasos del bebé, primera palabra, primer día del colegio, su camisa va cambiando de color, el va creciendo. De nuevo las graduaciones se inmiscuyen en tu vida.

Y así, poco a poco, vamos creciendo y madurando para almacenar más recuerdos. Para sentirnos vivos. Llenarnos de experiencias, estudiar, trabajar, tener una familia y llegar a la cima de nuestras vidas con un almacén lleno de logros. Pero ninguno de esos logros sirve de nada si no logramos recordarlos.


Todo esto viene a que mi abuelita tiene alzhéimer, lo ha tenido por mucho tiempo ya, no es algo que me aflija, no… sabemos todos que son cosas que vienen con la edad. Pero veo como a veces se pierde del todo. Como se frustra por no recordar algo. Y eso es lo que más me da dolor. No imagino lo que podría ser no lograr recordar tu vida. ¿Quién eres si no recuerdas tu pasado? ¡No sabes quién eres tú! Y pues llegar a un momento en que no te conoces a ti mismo, tiene que ser terrorífico. Y es entonces cuando se aferra a esos cinco recuerdos que tiene, casi todos de su infancia, (que no sé porqué son los que la gente con esa enfermedad mas recuerda) y los cuenta, una y otra vez, supongo que uno ha de sentir que si alguien más entiende su vida, ella sigue ahí, alguien más seguirá sabiendo quién es ella. También supongo que si lo repite, si se lo repite a si misma muchas veces, se asegurará de no olvidar esos pocos recuerdos también. Y algunos momentos reviven con una imagen, con una foto. Un instante de lucidez en el que logra reconocer las caras, pero nunca logra contar mucho de la situación que se vivía al momento de la foto.

Tiene que ser muy duro… sí que lo tiene que ser. Que tu vida completa gire en torno a la confusión ha de ser de los peores sentimientos que se pueden tener. 


Esto todo viene porque hace poco me encontré con esta página: http://www.bancoderecuerdos.es/
Es un banco de recuerdos, es una caridad para la investigación de esta enfermedad.
Y después de leer varios recuerdos, me puse a pensar en lo difícil que debe ser para aquellos que han dejado sus memorias regadas a lo largo del camino, y que mi abuela es una de ellas. A veces imagino lo insoportable que puede ser un día para ella. Y a veces simplemente no le creo nada.

Victoria B.

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