sábado, mayo 07, 2011

Sólo Mío.

Es el sonido de la lluvia tintineando fuera de la ventana, tu cuerpo tendido bajo mis brazos, un abrazo eterno de un momento que deseo atesorar por el resto de mis días, para sobrevivir a los días destructivos que me esperan.

Recuerdo tu respiración arrullándome en mis sueños y los latidos de tu corazón, constantes en mi oído apoyado sobre tu pecho. Tu cuerpo calentando las sábanas durante esta fría primavera que nos tomó desprovistos. La química que surgió entre nosotros hace cinco meses está aún intacta, las chispas se sienten saltar con el roce de nuestros cuerpos. En momentos como ese es cuando pienso que sencillamente te amo.

Pero luego no calientas mi cama, luego no me arrullas en sueños, y en esos momentos es cuando te odio, te odio porque no confío en ti. Porque sé que no eres mío y tampoco me haces creerlo. Te pienso y trato de sacarte de mi mente. Maquino mil y una situaciones, días donde te encuentro con ella en el parque, o días donde nuestros caminos se cruzan en el regreso a casa y al final ninguno de los dos termina llegando a su destino esperado. Me imagino esos días en que me quedo esperándote, impaciente, mirando por la ventana repitiéndome que si no viniste ayer, no vendrás hoy tampoco.

Es el sueño de un amor imposible. Es la codicia inevitable del uno por el otro. Es saber que está ella y que no la sacarás jamás de tu vida. Saber que soy la otra, la que no recibe privilegios, la que viene de segundo, la que no recibe mentiras por excusas sino una cruda verdad que se me estampa en la cara sabiendo que jamás recibiré más de ti que solo esto: sexo.

Atando cabos por aquí y por allá, cavilando y desintegrando la ecuación, concluyo que si no eres mío, no quiero que seas de nadie. Si no eres mío tampoco serás de ella.

El vello de tu pecho está húmedo por las lágrimas que se deslizan por mi mejilla apoyada en tu pecho frío, ya no escucho esos latidos, se desvanecieron y ya no me arrullas con tu respiración… mis dedos aun entrecruzados a los tuyos, mientras escucho la lluvia caer allá afuera de la ventana. Y sé que ya te has ido, que desde hoy, finalmente, mas nunca regresarás con ella... el problema es que yo tampoco te volveré a tener.



Victoria B.

2 comentarios:

  1. Simplemente fascinante la manera en que acentúas cada detalle sin dejar escapar la idea principal.

    Bueno, podría ir adjetivo a adjetivo desglosando tan maravillosa forma de escribir, pero no sería nada que no sepas ya. Muy buena historia (aún me pregunto si es real o no).

    Sin más que decir, hasta otro post, Victoria.

    PS: Supongo que la vez anterior no revisé bien el "Comentar como:" pero bueno, son descuidos.

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  2. ¡Gracias! De verdad, no sabes lo bien que se siente cuando muy de vez en cuando alguien deja palabrass tan alentadora por aqui. De verdad me encanta que estes disfrutando de mis posts, y lo mejor, que no vas siguiendo el orden de bloggeo.
    Espero seguirte viendo por estos lados.
    ¡Un saludo! Vic.

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