viernes, noviembre 18, 2011

Bizarradas III.


Hace muchísimo tiempo que no me ponía a escribir. Y es que estoy hasta las trenzas con los estudios, pero ya esta bueno de no darme tiempo para mí misma y de no darme tiempo para hacer catarsis. Luego me toca estudiar y no soy capaz de concentrarme con nada. Adelanto que este post será bastante personal y de paso, desorganizado, así que si son de aquellas personas que no soportan un zarpazo de ideas sin conexión coherente, les recomiendo que esperen al próximo post, el cual no prometo que venga pronto. 
Y para aquellos que no les gustan los posts largos, este tampoco es el más indicado para su persona. 


No he escrito nada de mi universidad. Recuerdo que el año pasado, en esas tres semanas que estuve, posteé un montón acerca de mis nuevas experiencias. Supongo que hay varios factores influyentes. Por ejemplo, como me iba, no tenía  de verdad que leer nada ni preparar materias, estaba ahí de hobbie; aparte, estaba jojotica con el blog, la emoción de mantenerlo siempre al día era increíble.

Ahora que lo pienso, eso fue hace aproximadamente un año, pero parece haber sido hace muchísimo más tiempo. Y al mismo tiempo cosas que sucedieron contemporáneamente, parecen haber sido hace tan solo un mes.  Siempre me ha parecido curiosa la forma en la que los humanos percibimos el tiempo.

Bueno,  iba  a por lo de la universidad, que sí, me tiene sin vida. Pero por más ñoña que suene, me encanta. Me fascina ir a clases de lo que me gusta y aprender todos los días cosas nuevas. Siempre he tenido esa hambre insaciable por conocimiento; y que al alimentar mi mente, lo haga con cosas que me gustan, no tiene precio.

Durante las primeras semanas, mis actividades extras se limitaban a preparar las clases, investigar extra o leer algunas cosas que sabría que tendría que leer para exámenes futuros. Claro, luego ya todo dejo de ser una guachafita. La próxima semana tengo mis dos primeros parciales, de los cuales confieso que solo presentare uno, porque no logré preparar la materia del segundo. Ya presentaré en la segunda oportunidad que es en diciembre, semana para la que tendré entonces tres exámenes. (¡Buena esa campeona!) La buena noticia, es que dos de ellos son de materias sumamente sencillas y el tercero, que es el que me tocaría el próximo  miércoles, que resulta ser una jodida materia filtro :) #ShameOnMe.

Amo a mi profesor de Romano I y Constitucional, de verdad que lo amo.  Veo clases con Tulio Álvarez y GRACIAS control de estudios por ignorar mis propuestas se sección. El ir saltando de sección en sección y de salón en salón lo vale. Claro, se supone que tendría que tener clases de Constitucional con Enrique Tejeras Paris, pero bueno, que el señor se ha retirado y Tulio está haciéndole la segunda, dándole clases a 140 personas más como un favor. Ese hombre es un santo. De todos modos, el doctor Tejeras ha asistido a un par de sesiones en la cual hacen una especie de clase colegiada. Que por cierto, el día de ayer me tocaba otra de esas clases, pero gracias a los anarquistas, chavistas resentidos que andan con disturbios en la uni, no he tenido clases. Malditos. Los odio, los odio a todos.

Ese es otro tema que ¡agh! Es la impotencia que sientes al ver como suceden estas cosas en tu universidad, y no puedes hacer nada. Aparte, sientes que no se están tomando suficientes medidas. Y que no entiendo que se gana suspendiendo las clases. No hay mejor manera de combatir a estos grupos que siguiendo con clases, no como si no pasara nada, no, sino demostrando que no se les tiene miedo y que no pueden detener al estudiante que realmente quiere estar ahí. El día martes, en clases de Civil estábamos hablando de las personas incorporales, y MaCa decía que se podía, sin embargo, amar a una persona jurídica. El ejemplo que salió a la luz fue: Amor a la UCV. Varias personas rieron. Pero espero que ahora entiendan lo que es. A mí, por lo menos, me duele  y me indigna que no respeten a mi Alma Mater. Y pues ahí tienen: Amor a una persona incorporal.

Me he dado cuenta que estoy asociando todo a lo que estoy estudiando. El día de ayer mí tía decía que a aquellos que estaban con los disturbios, había que meterlos en una bolsa negra, darles una rumba de palos y dejarlos ahí botados. Que así aprenderían. Y yo de una pensé ¡Derecho Arcaico: Penas sumamente severas para tratar de mantener a una sociedad bajo una misma normativa! Ptu Ptu Pssshh. Nerda, Victoria, sos una nerda.

Durante mis aventuras inglesas, pensé que había mejorado en todas aquellas cuestiones de las relaciones sociales. Que bueno, si, en cierta forma, lo he hecho. Pero no tanto como creía. Esto viene a que en este nuevo año no es que he hecho un zarpazo de amistades. Claro, que no me lo han puesto fácil, lo digo refiriéndome a lo que comenté antes con referencia a control de estudios. Y es que en mi carrera, en teoría, el primer año, uno ve todas las materias con una misma sección, es decir, ves todas tus clases con el mismo grupo de gente.

Pero como a mí me ha tocado inscribirme tarde puesto a que congelé el cupo, me he inscrito el mismo día que los repitientes. Es decir, me han echado a los leones. Me han juntado con toda la escoria (lo siento, gente que repite, no se lo tomen a pecho.) Y me han mezclado entre todo un montón de secciones. Tengo cuatro secciones, y una es incluso en la tarde.

Lo bueno es que tengo la oportunidad de sentir la atmosfera en cada salón. Y no se creen lo diferente que es cada clase. Esta este grupo que llamaremos A, con el que veo Introducción y (una clase a la semana es en grupo con otra clase que llamaremos B). Esta el grupo B, con el que veo Romano I, Economía y esta única clase de Constitucional. Un tercer grupo, C, con el que solo veo Civil. Y el grupo D con el que solo veo Sociología.

·      El grupo A, está lleno de asperezas, ver clases con ellos es de lo más incomodo. Puedes ver las secticas en el salón, como se lanzan puntas entre ellos. Sientes la rivalidad y la poca colaboración que hay. Se siente la enorme diferencia entre ver clases de Constitucional solo con ellos, a verlos en conjunto con la sección B.
·      El grupo B es mucho más abierto, todos se tratan bonito, se saludan y demás. Incluso lo mido en la forma en la que reciben a alguien que no ‘pertenece a la sección’ e.g.: Yo. Varias personas de ese salón me ven y me saludan, tratan de tener una conversación conmigo y demás (aunque yo no sea muy abierta a tener una con ellos) Incluso, en este salón hay una muchacha y otro par de muchachos con potencial de amigos. (si, yo voy midiendo a la gente). He de decir, que veo seguidas clases de Romano luego de la de Constitucional con el grupo A, y sientes como se aligera (¿Esa palabra existe?) el ambiente cuando el grupo A se marcha del salón.
·      Grupo C, diosmio, lleno de montones de gente buena, todos colaboran entre sí, se dan apuntes, comparten información todo el tiempo, se preguntan entre sí, etc. Aparte, también tienen esa iniciativa de aceptar a los peregrinos (de nuevo, Yo). Hay varias personas que me ven y siempre dicen “¡Hola Victoria! ¿Qué tal?” Y yo respondo, sintiéndome asquerosamente culpable de no saber sus nombres. Aun así, solo hay un par de grupos que podrían llegar, en algún momento, a tener potencial de amigos. Lo que más me sorprende, es que sólo veo una clase con ellos, y aún así son super buena nota. Claro, en civil siempre tenemos un chance antes de comenzar la clase, ese chancecillo es crucial para ‘socializar’
·      Y por último, el grupo D. Es en el que más cómoda me siento. Supongo que hay  varios factores que influyen. 1.- Es en la tarde, asumo que la gente después de haber comido, esta mucho mas contenta. 2.- hay varias personas que no son pajuatos recién graduados con ganas de comerse al mundo, son un poco mayores y supongo que eso hace que estén bastante más relajados. 3.- El profesor falta a cada ratp. Desde el primer día, que llovió un poco y llego a veinte minutos de que acabara la clase, dijo: “Ya saben que si llueve, yo llegaré un poco tarde”. Y pues, al profesor no estar, de nuevo, es mucho más fácil ‘socializar’. 4.- Es un grupo que está lleno de gente de varias secciones, no todos ven clases al mismo horario, entonces como estamos todos mezclados, no se hacen grupillos. 5.- Entonces, es de esos grupos que no tienen organización alguna, no hay delegados ni nada por el estilo, y a mí no me den un chance de tomar las riendas, porque las tomo. Entonces, eso he hecho, lo cual me hace sentir, de nuevo, bastante a gusto con el salón. 6.- El profesor es super buena nota, una vez que llega, no le quita al armonía al grupo, sino que le suma. Y todos percibimos eso. 7.- Por último, es en este salón donde único puedo decir que ya tengo de verdad amigos. Dos muchachas que son geniales y un muchacho que también es de lo más agradable. Aparte, hay otras cinco o seis personas con potencial de amigos.

Bueno, no se a que venía todo esto, pero ahí tienen un puño de sandeces de lo que se siente ser yo brincando entre sección y sección.

Como habrán notado, además de mi condición de saltamontes entre sección y sección, soy de lo más fastidiosa a la hora de escoger amistades. Y si a eso le sumas el hecho de que amo estar sola, pues me convierte en el bichito raro jajajajaja.  Aunque la mayoría de la gente me conoce como “la del cabello rojo” y si eso no funciona, “si, la de la corbata” (#TrueStory)

Y ya está bueno de la universidad, ¿A poco no? Pues sí. Hace un par de semanas iba a empezar lo que sería una ‘fructífera rutina de ejercicios’ con una amiga. Y les cuento que de fructífera, tuvo poco. Sucede que no solo quiero bajar unos tres kilos que aun cargo de más  (quiero llegar al 2012 en mis 48 ideales), sino que además necesito de un momento en el día que sea de liberación, de echarme a correr y a liberar asperezas. Claro, con mi amiga no corrimos nada, hicimos 3/4 de vuelta trotando y de resto varias vueltas de caminata apresurada. Pero a mí eso no me sirve, a mí me gusta terminar agotada, y hasta que no me duela el último musculo y ruegue por agua, no seré feliz. Aparte de ello, unir dos horarios no siempre es tan sencillo, siempre están quesi las clases vespertinas, quesi examen el día siguiente quesi esto, quesi lo otro. De nuevo todo el rollo de la universidad que les acabo de echar, pero al cuadrado. He pensado ponerme a hacer ejercicio yo sola, pero joder, como me cuesta tomar la iniciativa de salir a caminar sola. Vamos, que el día que lo haga, ya me acostumbre y se convierte en droga y lo empiezo a hacer a diario, pero salir el primer día, es siempre lo más difícil. Y aún nada que lo he logrado.

Confieso que hay otro tema que me ha tenido un tanto distraída. Y es que como ustedes saben que yo me armo mis melodramas amorosos como solo en una novela saben hacerlo. Bueno, no. Miento. Son más dignos de alguna película de cine independiente.

He hecho un regalo de cumpleaños en el cual me jugaba mucho. Bueno, no tanto, pero si mucho para alguien como yo. Alguien que jamás en su vida expresa sus emociones. Porque no me gusta, porque no me siento cómoda, porque pues creo más en que las acciones hablan por sí solas. Entonces dejé que en este regalo se mezclaran y complementaran entre sí las palabras con las acciones.
a) Y pues en un principio, eran los nervios, de cuándo recibiese el regalo; de cuestionarme si lo que hice estuvo bien, de que no llegaba a tiempo, de que no llegaba jamás.
b) Luego vino la etapa de joder, no llega y él no se mueve; carajito cojonudo, te matare, muévete que ya he arruinado la sorpresa; me tienes que estar jodiendo si has puesto a tu madre a encargarse de eso, me tienes que estar jodiendo, ¡ya va! ¿Tu madre? ¿Y ella que sabe? Que vergüenza, diosmiosantísimo.
c) Después, la etapa final. La has recibido, ahora, dime algo; sigo esperando que al menos digas gracias; está bien, actuemos como que no paso nada, te mandaré este video; pensar: gilipollas, respóndeme, ok, te juro que te odio :) -mentira, pero te mataría-; suicidio cuántico, super interesante; muere, muere, muere; está bien, he comprendido, me voy a la jodida mierda, he cagado todo, me largo, me desaparezco y no sabré más de ti -amo el drama, señores (por si no lo tenían claro hasta ahora)-; ¡CHUPAPOLLAS, ahora que yo he decidido desaparecer, entonces tu apareces, con tus disculpas, aceptando tus metidas de pata y ahora sí agradeciendo, regresas, con la cara bien lavada, no lo puedo creer, no sabrás más de mí.

Vamos, todos sabemos que no sería así. Pero que es que he pasado unas tres semanas de estrés insoportable, de cuestionarme todo, de juzgarme, de… si, de que me he deprimido y me molesta haberme deprimido porque eso deja claro que me importa. Me importa el puto carajito de los cojones y no tendría porqué hacerlo. Y el saber que no me debería importar pero que aún así lo hace, creo que es lo que más me molesta.


He conocido a este nuevo personaje, es bello, sí, bello (he conocido muchos bellos, a decir verdad, pero hablemos de este), y entonces hablo con él, y bueno, pues si me sigue pareciendo bello es que el chamo está bien parado en la vida. Sabe de su broma, es inteligente, cínico y bastante agradable. Bien. Mi frustración llego cuando me he enterado de su único jodido defecto hasta los momentos y que aniquila cualquier posibilidad de tener puntos a favor. ¡Soy dos años mayos que el puto chamin! Eso fue enterarme y decir como ‘aahh.. jaja ehm, si’ y casi darme media vuelta. #FAIL Ahí se los dejo. 


El chico de los ojos verdes ha aparecido en mi vida últimamente. La primera vez que lo he visto me ha entrado un ataque. Si, un ataque. Sentí que el mundo se había detenido y lo único que galopaba era mi corazón. Después de eso, he tenido la oportunidad de hablar con él otras pocas veces, y señores, la universidad me lo ha jodido. Ya no es cínico, su humor negro se ha esfumado, se viste con chemises  (siento que eso está de lo más nichemente escrito) y usa palabras de pavitos asquerosos. Mi bicho raro se ha esfumado. Después de eso, me lo he conseguido esta semana nuevamente, me ha visto a lo lejos y empezó a agitar los brazos cual lunático para que le viese, ya, lo había visto, pero no pensaba ponerme a brincar como él. Confieso que eso ha sido bastante cómico. Y me he dado una palmadita en el hombro cuando después de que nos hemos saludado, con un abrazo digno de medio año de no habernos visto (a mí me ha parecido too much) le he dicho “Voy corriendo, te dejo” y me he despedido con un gesto de mano, dándole la espalda y corriendo. Me di una palmada al hombro cuando me di cuenta de que la tierra seguía girando y que mi corazón no iba más acelerado que lo que implicaba mi paso al andar común. Chico de los ojos verdes, sigues siendo un espécimen digno de museo, pero ya no eres el que eras antes. Adiós.


Y pues creo que este ha sido un recuento bastante general de varias cosas que han sucedido en los últimos meses. Más que por mis pocos lectores, ustedes, querido fieles, lo hago por mí. Porque siento que el tiempo va pasando y pasando y yo no estoy dejando record alguno de nada. Y me gustaría volver en el futuro y recordar cómo me he sentido. Tanto las buenas sensaciones como las peores.

Me retiro en esta noche colmada de irresponsabilidad de estudios. Espero no demorar de nuevo tanto como esta vez para publicar un post algo menos personal y más al interés del público general. Pero confieso que escribir un texto de desahogue me hacia tanta falta como la que me hace una taza de té en este momento. Voy a por ella. Adiós. 

Victoria B.

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