¿En qué nos hemos convertido?
Ya no me sorprendo pensando en ti y pensando en aquello que quisimos pero nunca llegamos a ser. Hoy me veo sonriendo frente a un monitor, a millones de kilómetros de distancia de ti, hablando contigo de lo que hice, de lo que no quise hacer, de lo que pienso y lo que quiero. Tú me hablas de ti, de lo que haces, de lo que te preocupa, de lo que quieres, de lo que vives… Hay un en él y de una ella, hablamos de nosotros y de ellos.
¿Cuándo te convertiste en mi amigo? ¿Acaso de verdad eso es lo que quiero? Aun no puedo decirte si quiero que seas mi amigo. Te digo que siempre recordaré el cosquilleo que me hacías sentir. Te digo que siempre me pondré roja como un tomate cuando te vea. Puedo asegurar que la velocidad de mi corazón siempre irá en un continuo vaivén cuando esté contigo (se detiene y luego empieza a correr de la emoción… si, la adrenalina siempre ha sabido cómo jugar conmigo).
Creo que lo más sano para estos nueve meses es que seas mi amigo… no te quiero perder, no quiero que te conviertas en un desconocido, no quiero borrar ni un solo segundo que pase contigo ni quiero evitar una sola de las sonrisas que me sacas inesperadamente, no… no quiero perder eso.
Por eso es que aunque este lazo de amistad que nos está uniendo ahora sea demasiado raro para mi… en cierta forma es lo más seguro por el momento.
Es seguro porque sé que cuando vuelva vas a seguir ahí. Voy a saber en quién te has convertido y tú sabrás en quién me he convertido yo. Sabremos con quién vamos a tratar, sabremos si aun nos seguimos llevando igual de bien y si hemos evolucionado en caminos parecidos o por el contrario vamos en direcciones completamente opuestas.
Además todo esto a veces resulta agobiante. Te hablo, te conozco, te entiendo… pero no te veo. Van solo tres semanas desde que me fui, y hemos hablado más ahora que antes. Y ya extraño tu aroma, tus rasgos tan sutiles y pero masculinos, tu sonrisa, tu cabello cayendo sobre tu frente…y sobre todo, extraño el sonido de tu risa, eso es algo que siempre me encantó. Eufórica, enérgica, siempre llena de carisma y alegría… la extraño aun cuando muchas de las veces que la escuchaba estabas riéndote de mí y no conmigo, pero al final siempre terminaba acompañándote riéndome de mi misma.
Al final del día, te has convertido en un amigo… en un buen amigo. Y ¡Que susto me da eso!. Que sensación más extraña de sentirme en esta línea in between… si, de quererte como algo más y de tenerte como mi amigo. Solo espero tu entiendas mejor la situación en la que estamos… aunque conociéndote, no debes pararte a pensar acerca de eso, tu solo dejas que la vida fluya naturalmente.
Por eso es que siempre me encantaste… a pesar de que analizas absolutamente todo, nunca dejas que un pensamiento de algo que no puedes controlar te mine la mente… Espero algún día me enseñes a ser así.
Victoria B.
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