Mañana es mi primer día de universidad. Será el primer día de tres semanas de universidad que viviré este año.
Confieso que tengo la misma emoción y los mismos nervios que me provocaban mi primer MUN hace unos dos años.
Siento las mismas ansias que tenía el día de mi graduación.
Tengo la misma esperanza que tenía cuando entre en séptimo grado creyendo que ya era grande porque mi camisa por fin tenía color.
Tengo la misma esperanza que tenía cuando entre en séptimo grado creyendo que ya era grande porque mi camisa por fin tenía color.
Aquellos nervios se triplican por mil como mi primer día en Brújula Internacional en mis cursos de diplomacia porque no conozco a nadie y apesto a la hora de conocer gente nueva. -Prometo que esta vez no voy a llevar un libro para abstraerme del mundo cuando no consiga con quién hablar-.
Les confieso que llevo –mínimo- tres años esperando con ansias este primer día de clases en Derecho en la UCV. Esa es la razón por la que aunque me vaya a estudiar fuera en tres semanas, quiero empezar ahorita la universidad, quiero ver cómo se maneja la cuestión. Quiero vivir mis primeros días de clase, quiero ser la nueva, quiero escuchar mi soundtrack mental al momento de entrar al salón. Quiero conocer gente y sentir que no es tan difícil como yo lo siento. Quiero agarrarme mis colas para ir a la universidad, quiero sentir los nervios de que no llegaré a tiempo y al mismo tiempo cagarme en la hora de llegada. Quiero ver los títulos que me mandarán a leer y si es posible empezar a leerlos para adentrarme en un tema que no tocaré sino hasta el próximo año. Sinceramente, quiero vivir lo que mis amigos están viviendo. Cada vez que me cuentan de sus anécdotas de sus primeros días de clases, me alegro tanto y al mismo tiempo siento tantas ganas de vivirlo yo también, que ahora, teniendo la oportunidad, no la puedo dejar pasar.
Mañana, quiero que sea un hermoso día. No quiero ser la penosa que siempre soy y no quiero sentir todo el día la cara roja como un tomate –que además me da calor- porque voy metiendo la pata por todos lados y diciendo incoherencias.
Mañana espero ser la yo que conocen mis amigos. La Victoria que no tiene pena y que se comporta como una persona normal -o no tanto-.
Y aunque no lo logre, ya quiero que sea mañana, quiero entrar a mi facultad y por milésima vez, sentirme como en casa. Pero por primera vez, será un sentimiento respaldado por una situación real.
Wish me luck. Or not.
Victoria B.
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