Fue aquella noche de derroche cuando de un momento a otro tuve una cita con sus labios. Su perfume me invadía e inquietaba, sus besos en mi cuello despertaron mi sed y su lengua llego a controlar todos y cada uno de mis sentidos. Pude degustarlo por tanto tiempo como quise, y en los lugares que nos provocó, nos escondimos, nos ocultamos, nos dejamos llevar por el momento en medio de todo el mundo.
Entre mucha saliva, besos y mordiscos nos degustamos el uno al otro incontrolablemente. Saciando esa sed que venimos acumulando desde hace tanto. Aquello que hemos aguantado y escondido entre miradas y jugueteos inocentes, un deseo incalculable que nos dimos el gustazo de cumplir.
Fue un mordisco por aquí, una agarrada por allá, una caricia por acuyá… y fue entre muchas otras cosas, uno de los momentos más apasionados que he vivido hasta ahora. Siempre vi venir una situación como esta, un momento en que ambos dejaríamos de fingir y nos entregaríamos a aquellos instintos primitivos que ruedan por nuestra sangre. Pero nunca imaginé que algo tan simple pudiese ser tan sensual y tan lleno de adrenalina como aquello que me hizo sentir.
Fue cuando luego, agarrados de la mano caminando por la calle -a una temperatura inhumana para mis pies descalzos- me di cuenta de qué poco aquello tenía algún sentido. Esa última y acogedora imagen de los dos, caminando de la mano y sonriendo, cumpliendo con alguno que otro de mis sueños transeúntes… una imagen carente de sentido, una imagen que demostraba que aunque todo aquello fuera verdad, ninguno de los dos sería capaz de seguir con esto al día siguiente, pues yo vivo allá y el vive acá, porque la distancia no es amiga de ninguna pasión, porque las millas nunca facilitan nada para nadie, pero los dos sabemos que por mas imposible que sea, igual de imposible es el no sentir la necesidad de correr a los labios del otro, el no poseer ese continuo deseo que hemos de ocultar continuamente. Aún así, es algo los dos recordemos con una sonrisa en la cara, al menos yo. que siempre recordare como este 2011 comenzó con el pie más sensual que nunca ningún otro año había comenzado.
Y el resto de los detalles, me los reservo.
Victoria B.
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